La cultura celtibera se extendió por la zona del Moncayo y la cuenca de los río Jalón y Jiloca con algún progreso hacia la zona del río Huerva, en la zona occidental de las actuales provincias de Zaragoza y Teruel. Lusones, Titos y Belos se distribuían en esta zona levantando importantes núcleos fortificados concebidos como ciudades-estado.
Una de las facetas más conocidas de los Celtiberos es la de pueblo guerrero y es especialmente célebre su feroz resistencia ante el avance de Roma durante los siglos de la conquista de Hispania.
Entre los núcleos que hoy se conservan y que pueden ser visitados destaca en la zona del Moncayo el yacimiento de La Oruña. En los términos de Mara y Belmonte de Gracián, se localizan los restos de Segeda, importante ciudad que fue clave en la declaración de guerra por parte de Roma a los Celtiberos y no muy lejos, en el término de Calatayud, se halla el yacimiento de Valdeherrera.
Casi en el límite oriental del territorio encontramos el yacimiento de Cabezo de las Minas (Botorrita), donde se asentó el núcleo celtibero-romano de Contrebia Belaisca. Hacia el Sur, ya en la provincia de Teruel, sobresale el asentamiento de La Caridad en el término municipal de Caminreal.
Además de los restos de estructuras arquitectónicas, tanto iberas como celtiberas, que se pueden visitar en su emplazamiento original, durante las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo a lo largo del tiempo han sido extraídos abundantes materiales cerámicos, monedas, joyas, etc. que en la actualidad forman parte de las colecciones de algunos museos como el Museo de Zaragoza o el Museo de Teruel.