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Descubierto un nuevo torreón en el poblado ibérico de El Taratrato de Alcañiz

Este hallazgo se produce dentro del programa de investigación de la Ruta Iberos en el Bajo Aragón

Las excavaciones actualmente en curso en el yacimiento ibérico de El Taratrato, realizadas por el módulo de arqueología de la Escuela Taller de Alcañiz, dirigida por Santiago Martínez y financiada por el INAEM y el Ayto de esta localidad, han sacado a la luz un nuevo torreón defensivo cuya presencia ya fue detectada en los trabajos realizados en el yacimiento en las campañas de 2010 y 2011. Estos trabajos se integran en el programa de investigación de la Ruta Iberos en el Bajo Aragón.

El Taratrato es un pequeño asentamiento ibérico, del siglo IV a.C., situado junto al río Regallo y la carretera N-232, que fue excavado en su práctica totalidad por Pierre Paris y Mosén Vicente Bardavíu entre 1924 y 1925. Las antiguas excavaciones exhumaron un pequeño poblado ibérico con unas 40 viviendas situadas a ambos lados de una única calle o espacio central en cuya entrada se construyó un gran torreón defensivo.

La clara estructuración urbana de este asentamiento ha sido considerada desde principios del siglo XX por los investigadores como un modelo típico de los poblados del ibérico pleno. Sin embargo, los trabajos de recuperación y consolidación de este yacimiento (que se encontraba en un estado de conservación lamentable) realizados en los años 2006 y 2007 por el Gobierno de Aragón para su integración en la Ruta Iberos en el Bajo Aragón, detectaron que bajo las terreras vertidas por los antiguos excavadores en el perímetro del poblado, especialmente en su sector meridional, el más accesible de todos, se encontraban estructuras que no habían sido documentadas ni excavadas.

La Escuela Taller de Alcañiz-I excavó entre los años 2010 y 2011, con el arqueólogo Eduardo Díez de Pinos como monitor del módulo, un pequeño sector extramuros del poblado en su zona sur, al final de un estrecho corredor o calle donde apareció un gran torreón ibérico de planta rectangular que hasta entonces había pasado inadvertido. También en esos años se detectó la presencia de un almacén o habitación con bancos corridos de cal o yeso en la zona de acceso al poblado ibérico así como algunos materiales y estructuras pertenecientes a una fase anterior al mismo.

La actual escuela Taller, que realiza su programa de actuación entre los años 2013 y 2014 y cuyo monitor es el arqueólogo Raúl López Romero, ha excavado y descubierto un nuevo torreón que se sitúa también en la vertiente meridional y al final de otro estrecho pasillo o corredor. Estos dos nuevos torreones son de planta rectangular con unas dimensiones interiores de unos 6 x 3,5 m aproximadamente, se construyeron adosados al poblado ibérico, posiblemente en la fase final del mismo, y debieron de tener varias plantas. Su interior, en la planta baja, en la que se detecta en algún caso la ubicación de la escalera, está compartimentado por un murete en su zona central.

Llama la atención la presencia en los rellenos de ambos torreones de numerosos cantos rodados de dimensiones y tamaños regulares posiblemente almacenados en las plantas superiores para ser utilizados como proyectiles lanzados con la mano. La ubicación de estos dos torreones, a los que se accede siempre a través de un estrecho corredor desde el interior del poblado en su sector sur así como la regularidad de sus dimensiones y distancias intermedias, induce a pensar en la presencia de un cuarto torreón en el extremo suroeste del poblado donde existe otro corredor similar a los anteriores.

Las actuales excavaciones confirman además, con seguridad, la existencia en ese mismo lugar, y bajo las estructuras del poblado ibérico, de un pequeño asentamiento de cabañas de la I Edad del Hierro (en torno al siglo VII a.C.) así como la continuación del hábitat en las inmediaciones del yacimiento en época romana. De hecho, se han encontrado sobre el suelo del tercer torreón, que aparece desmontado en algunas zonas hasta su cimentación, varios fragmentos de «terra sigillata» hispánica lo que parece evidenciar que el poblado de El Taratrato fue utilizado, tras permanecer abandonado varios siglos, como cantera y lugar de aprovisionamiento de piedras en los siglos I-II d.C. para la construcción de una villa o edificación romana próxima al yacimiento que ya había sido detectada en trabajos anteriores.

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