Torre de los Moros
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Fuentespalda contó con un castillo, que prácticamente era lo único que existía en ese terreno y que pertenecía a la baronía de Valderrobres, hasta que Antonio de Buros, señor del castillo, dio carta de población a dieciocho vecinos de Valderrobres y Fuentespalda; empezó de este modo a ser habitado. Tuvo varios propietarios y Arnaldo de Fontespátula vendió sus derechos a los Oteyza quienes mandaron construir esta torre defensiva.
El castillo, del cual sólo queda esta torre de mampostería con los lados reforzados con sillar, se encontraba en la zona más elevada del promontorio que domina el caserío. Es de planta rectangular, de tres pisos y probablemente debía tener remate almenado. En la actualidad, esta torre está restaurada y se cubre con tejado a cuatro aguas bajo el cual hay un cadalso de madera con balcón corrido. La puerta de ingreso, en arco de medio punto adovelado, da a la calle Bonaire. En esta fachada principal también se observan dos ventanas, una en la primera planta enmarcada por sillares y con forja y otra en la última en arco de medio punto dovelado. La parte trasera del edificio da al campo.
Por su pasado como torre de vigilancia, nace sobre la roca y presenta vanos rectangulares a modo de saetera en la planta baja y mechinales en toda la fachada. De su pasado como prisión, quedan en su interior argollas clavadas en el muro y cadenas para los prisioneros.
Hoy, afortunadamente esta torre se encuentra restaurada y está abierta al público como museo. Forma parte de la llamada «Ruta de las Cárceles», de la zona Mezquín-Matarraña, promovida y restaurada por MEYMA (Organización y desarrollo del Mezquín Matarraña), el Instituto Aragonés de Fomento, Ibercaja y el Gobierno de Aragón.
Historia
Declaración. Siglo XXI, 2006-06-02
Bibliografía relacionada
Fuentespalda contó con un castillo, que prácticamente era lo único que existía en ese terreno y que pertenecía a la baronía de Valderrobres, hasta que Antonio de Buros, señor del castillo, dio carta de población a dieciocho vecinos de Valderrobres y Fuentespalda; empezó de este modo a ser habitado. Tuvo varios propietarios y Arnaldo de Fontespátula vendió sus derechos a los Oteyza quienes mandaron construir esta torre defensiva.
El castillo, del cual sólo queda esta torre de mampostería con los lados reforzados con sillar, se encontraba en la zona más elevada del promontorio que domina el caserío. Es de planta rectangular, de tres pisos y probablemente debía tener remate almenado. En la actualidad, esta torre está restaurada y se cubre con tejado a cuatro aguas bajo el cual hay un cadalso de madera con balcón corrido. La puerta de ingreso, en arco de medio punto adovelado, da a la calle Bonaire. En esta fachada principal también se observan dos ventanas, una en la primera planta enmarcada por sillares y con forja y otra en la última en arco de medio punto dovelado. La parte trasera del edificio da al campo.
Por su pasado como torre de vigilancia, nace sobre la roca y presenta vanos rectangulares a modo de saetera en la planta baja y mechinales en toda la fachada. De su pasado como prisión, quedan en su interior argollas clavadas en el muro y cadenas para los prisioneros.
Hoy, afortunadamente esta torre se encuentra restaurada y está abierta al público como museo. Forma parte de la llamada «Ruta de las Cárceles», de la zona Mezquín-Matarraña, promovida y restaurada por MEYMA (Organización y desarrollo del Mezquín Matarraña), el Instituto Aragonés de Fomento, Ibercaja y el Gobierno de Aragón.