Retrato del Rey Fernando VII- Museo de Zaragoza

Es una obra de corte oficialista y propagandístico de la monarquía aunque el rey aparece representado con gran frialdad y hasta antipatía. Dota a la figura del rey de una gran afectación al colocar su mano en el puño de la espada y los pies en ángulo.

Es uno de los mejores retratos que Goya le hace al rey, tras el regreso de Fernando VII a España, una vez terminada la Guerra de la Independencia.

Fernando VII viste de etiqueta con calzón corto, casaca y medias blancas. Llama la atención el magnifico manto real con el que aparece revestido, conseguido a base de la utilización de largas pinceladas, junto a las sueltas y nerviosas que forman la orla. Luce las condecoraciones: Collar del Toisón de Oro, banda azul y blanca de la Orden de Carlos III, bajo el manto se adivinan algunas más.

El manto de armiño, la bengala de mando supremo del ejército, la espada y la corona real reposando en un cojín a su derecha en el fondo del lienzo, forman la simbología real de este tipo de cuadros.

Sobre este fondo neutro, Goya recurre al claroscuro para dar sensación de profundidad. La obra posee una rica calidad cromática gracias a la combinación del rojo, negro y dorado. Destacan las pinceladas densas, sueltas y rápidas dadas en entorchados, condecoraciones y espada.