Real Monasterio de San Juan de la Peña

Botaya

Real Monasterio de San Juan de la Peña. Foto: Juan Carlos Gil Ballano
Portada | Patrimonio | Bienes culturales | Bienes inmuebles | Real Monasterio de San Juan de la Peña

Monasterio Antiguo de San Juan de la Peña

Contacto

Turismo de Aragón

monasteriosanjuan@aragon.es

Acceso

Horario

1 noviembre – 15 marzo: de 10 a 14 h. (excepto sábados: 10 a 17 h.)
16 marzo – 31 mayo: de 10 a 14 y de 15:30 a 19 h.
1 junio – 31 agosto: de 10 a 14 y de 15 a 20 h.
1 septiembre – 31 octubre: de 10 a 14 y de 15:30 a 19 h.

Condiciones de acceso:

Compra de entradas: https://www.turismodearagon.com/tickets-online/
La entrada da acceso al Monasterio Viejo y al Monasterio Nuevo, situados a 1,5 km. uno del otro.
También permite visitar el interior de la iglesia románica de Santa María, ubicada en Santa Cruz de la Serós.

Descargar folleto informativo

Enlaces relacionados

El Monasterio de San Juan de la Peña es uno de los monumentos cuyos muros fueron testigo de los orígenes del Reino de Aragón. Se rodea de un halo de leyenda potenciado por su recóndita ubicación en un paraje entre rocas, en el Alto Aragón. Fue centro del poder religioso y político durante los siglos XI y XII. Así, acoge en su interior la sepultura de grandes reyes aragoneses y pamploneses como Ramiro I, Sancho Ramírez y Pedro I. Se convirtió en lugar de peregrinaje en la vía francesa del Camino de Santiago.

Este monasterio es una interesante construcción que aglutina diversos estilos artísticos, ubicado bajo una gran peña, de la que toma el nombre en el siglo XI. Presenta varias estancias superpuestas construidas en diferentes épocas entre las que destacan la iglesia prerrománica o iglesia baja, el panteón de nobles, la iglesia alta y su claustro románico, el panteón real neoclásico y la capilla de San Victorián, de estilo gótico tardío.

Nada más entrar en el edificio se encuentra, a mano derecha al fondo, la zona más antigua del monasterio. Todavía existe la primitiva iglesia prerrománica, que consta de dos naves cubiertas por bóvedas de cañón y separadas por arcos de herradura sobre columnas. Las naves culminan en dos ábsides rectangulares excavados en la roca. Esta cabecera se decoró en el siglo XII con pinturas murales, realizadas al fresco, cuyo programa iconográfico se centraba en el martirio de los santos Cosme y Damián y la glorificación de la cruz. Al construirse la iglesia románica, esta zona paso a realizar las funciones de cripta, en ella se encuentran enterrados cinco abades del cenobio. En el siglo XI se remodela el monasterio y se amplía con nuevas dependencias como la sala de Concilios, de forma trapezoidal y dividida en cuatro espacios por arcos de medio punto sobre pilares.

En la parte alta se sitúa el panteón de los nobles, en cuyos muros perduran numerosas inscripciones sepulcrales y notas necrológicas. El último noble enterrado en este panteón fue Don Pedro Pablo Abarca de Bolea X Conde de Aranda. El panteón real, muy afectado en un incendio que tuvo lugar en 1675, tras el cual se remodeló en estilo neoclásico. En él descansan los tres primeros reyes de Aragón, Ramiro I, Sancho Ramírez y Pedro I. Del panteón de nobles se accede a la masadería y frente a él se dispone el museo del monasterio.

Sobre la iglesia baja se levantó, en el piso superior, la iglesia románica. Tiene una sola nave y cabecera triabsidal, cubierta por la roca que cobija al monasterio. El paso de la nave a los ábsides se realiza bajo tres arcos que descansan sobre columnas. De los capiteles que poseen las columnas, el más interesante es el del profeta Habacuc llevado por un ángel para alimentar a Daniel que se encontraba en el foso de los leones Estos ábsides se decoran con una banda de ajedrezados y arquitos ciegos. Al parecer la iglesia alta pudo tener pinturas murales, hoy desaparecidas.

Por una puerta de arco de herradura se accede de la iglesia románica al claustro, que se ha convertido en el elemento más significativo y estudiado del conjunto monacal. Fue construido a finales del siglo XII y principios del XIII. Se compone de arquería de medio punto dispuesta sobre un podio. Los arcos se rodean por una moldura ajedrezada y descansan en columnitas con capiteles decorados. Los capiteles han sufrido daños con el paso del tiempo y su disposición no corresponde con la original. Se atribuyen al trabajo del taller del Maestro de San Juan de la Peña o Maestro de Agüero y su iconografía agrupa representaciones sobre el Génesis, la infancia de Jesús y la vida pública de Cristo. Del claustro parten dos capillas, la capilla de san Victorian al norte y la de san Voto y Félix al sur. La capilla de San Victorián es un estupendo ejemplo de la arquitectura gótico flamígera y contiene decoración pintada del siglo XIII. La capilla de san Voto y Félix es de construcción posterior, en la que destaca su portada de estilo barroco realizada en el siglo XVII.

Como importante centro religioso que fue durante la Edad Media, el monasterio de San Juan de la Peña custodió grandes obras de arte, unas perdidas, otras expoliadas, que ya no se conservan. Entre ellas hay que destacar piezas como las reliquias de San Indalecio, llevadas a Jaca en el siglo XIX. Pero sobre todo un cáliz traído a Huesca por San Lorenzo, que ahora permanece en la catedral de Valencia y que fue considerado durante siglos el Santo Grial.

Historia

Construcción original. Siglo X

No están muy claros los motivos de la fundación de este monasterio en la sierra donde ahora se localiza. Se tiene constancia literaria sobre el asentamiento de eremitas en esta zona, entre ellos los hermanos Voto y Félix y de la construcción, en el siglo X, de una iglesia prerrománica dedicada a san Julián y santa Basilisa. En el mismo siglo se funda un pequeño centro monástico dedicado a San Juan bautista desde el cual se pudiera administrar y controlar la región. Sin embargo será en el siglo XI cuando el cenobio se convierta en un gran centro político y religioso gracias a las donaciones de monarcas y señores, tanto aragoneses como navarros. Sancho Garcés III, rey de Pamplona, introduce la regla de San Benito en 1028, por lo que se instalan en San Juan de la Peña monjes huidos del monasterio francés de Cluny. El Monasterio se renombra como San Juan de la Peña alusivo a su peculiar emplazamiento. En 1071 se reza por última vez bajo el rito mozárabe y se utiliza por primera vez en la península el rito romano. Durante el siglo XI se convierte en panteón de reyes y mausoleo de nobles, sus principales benefactores. Se incluye como uno de los centros de peregrinaje en la vía procedente de Francia del camino a Santiago de Compostela.

Ampliación. Siglo XI - XII

Durante el reinado de Sancho Ramírez se amplía el conjunto. El monarca anhelaba convertir la región en un gran centro religioso por lo que encarga la construcción de una nueva iglesia, la iglesia alta, que se terminará en el año 1094. El nuevo templo se consagra en presencia de su hijo Pedro I, seis meses después de su muerte. En los siglos posteriores se añaden nuevas dependencias acordes con la importancia del centro monástico, a pesar del declive que sufre durante el siglo XII por los continuos conflictos entre los monjes y los obispos de Jaca, Huesca y Zaragoza y por el cese de donaciones de la corte.

Siglo XV - XVII

La decadencia del monasterio se acentúa desde principios del siglo XIII. Al abandono económico de sus donantes se unen las malas condiciones geográficas y climáticas del edificio, A partir del siglo XV se introducen reformas artísticas como la capilla gótica de San Victorián construida para panteón abacial. En el siglo XVI el abandono institucional del monasterio es un hecho, cuando el papa Pío V separa la diócesis de Huesca de la de Jaca. Para dotar la nueva sede de la Jacetania se utilizan propiedades del monasterio de San Juan de la Peña, situación que acelera la devacle económica de esta comunidad religiosa. Otro duro golpe a la pervivencia de los monjes en San Juan de la Peña se produce en 1675, tras un gran incendio que provoca la destrucción de muchas de sus dependencias. Los monjes hacen frente a este incidente y deciden la construcción de un nuevo monasterio situado en la cercana llanura de San Indalecio.

Siglo XVIII - XIX

En el antiguo monasterio solo permanecieron dos monjes que se ocupan de su mantenimiento. En 1770 se remodela en estilo neoclásico, el panteón real por el estado de abandono de los sepulcros. La Guerra de la Independencia, acontecido un siglo después, supone la destrucción del monasterio nuevo por parte de los franceses y su expolio. La vida monacal desaparece del conjunto monástico en 1835 por la desamortización de Mendizábal y la primera guerra Carlista.

Cambio de propiedad. Siglo XIX

Con la desamortización de Mendizábal el edificio pasa a ser propiedad nacional. En 1843 el Estado cede el conjunto  monástico a la Diputación de Huesca para su mantenimiento. En 1890 la Diputación devuelve el bien renunciando a su propiedad.

Declaración. Siglo XIX - XXI

En 1889 obtiene el título de Monumento Nacional y en 1920 es declarado Sitio Nacional por el rey Alfonso XIII. El Gobierno de Aragón completa su declaración como Bien de Interés Cultural con la protección del conjunto monástico y su entorno el 2 de febrero de 2004.

Restauración. Siglo XX - XXI

El primer proyecto de restauración es ideado por el arquitecto Ricardo Magdalena a principios del siglo XX. La restauración más completa se realiza a finales de este siglo, por iniciativa del Gobierno de Aragón, en varias campañas llevadas a cabo entre 1984 y 2009. En 1984 con el arquitecto Ramón Bescós se interviene en aspectos relacionados con la estructura del edificio y en la restauración de las pinturas interiores por Liberto Anglada. Entre 1987 y 1988 se consolidan e impermeabilizan las bóvedas y otros elementos exteriores y se procede a la reposición de las cubiertas. Las intervenciones realizadas en años posteriores han tenido como objeto el mantenimiento del monasterio. El presupuesto con el que se ha contado para estos trabajos desde 1984 es de 600.066 euros.

Restauración. Siglo XXI, 2012-11-30

En noviembre de 2012 concluyen las obras de restauración del Panteón de los Nobles y de las pinturas murales de la iglesia inferior del monasterio viejo de San Juan de la Peña. Los trabajos comenzaron en septiembre de 2011, financiados por el Gobierno de Aragón con un presupuesto de casi 70.000 euros.

Musealización. Siglo XXI, 2018

En 2018 se acondicionó el panteón real medieval y se musealizó el espacio de la masadería con información sobre el linaje de los reyes de Aragón.

Musealización. Siglo XXI, 2020

En julio de 2020 los reyes de España inauguraron la renovación del espacio expositivo que dedica una de sus salas a la figura de Pedro Pablo Abarca de Bolea, X conde de Aranda, cuyos restos descansan en el panteón de nobles del monasterio y otras dos estancias que muestran a la historia y arte del cenobio.

Restauración. Siglo XXI, 2022

En 2022 la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón llevó a cabo trabajos de restauración en las arquerías de claustro. En 2019, la dirección deneral ya intervino de emergencia en dieciocho capiteles. Previamente, había experimentado dos importantes restauraciones durante el siglo XX, una en 1934 y otra en 1999.

Bibliografía relacionada

GALINDO PÉREZ, SILVIA (Coord.).

Aragón Patrimonio Cultural Restaurado. 1984/2009. Bienes muebles,

Gobierno de Aragón, Zaragoza, 2010.

LAPEÑA PAUL, A.

San Juan de la Peña: guía histórico-artística,

Diputación General de Aragón, Departamento de Cultura y Educación, 1986.

LAPEÑA PAUL, A.

Selección de Documentos del Monasterio de San Juan de la Peña (1195-1410),

Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1995.

LAPEÑA PAUL, A.

El monasterio de San Juan de la Peña en la Edad Media: (desde sus orígenes hasta 1410),

Zaragoza, Caja de Ahorros de la Inmaculada de Aragón, 1989.

LAPEÑA PAUL, A.

El monasterio de San Juan de la Peña en el siglo XVI: viejas edificaciones y nuevas obras,

Gobierno de Aragón, Departamento de Cultura y Turismo, D.L. 2002.

MÉNDEZ DE JUAN, JOSÉ FÉLIX, GALINDO PÉREZ, SILVIA y LASHERAS RODRÍGUEZ, JAVIER.

Aragón Patrimonio Cultural Restaurado. 1984/2009. Bienes inmuebles,

Gobierno de Aragón, Zaragoza, 2010.

El Monasterio de San Juan de la Peña es uno de los monumentos cuyos muros fueron testigo de los orígenes del Reino de Aragón. Se rodea de un halo de leyenda potenciado por su recóndita ubicación en un paraje entre rocas, en el Alto Aragón. Fue centro del poder religioso y político durante los siglos XI y XII. Así, acoge en su interior la sepultura de grandes reyes aragoneses y pamploneses como Ramiro I, Sancho Ramírez y Pedro I. Se convirtió en lugar de peregrinaje en la vía francesa del Camino de Santiago.

Este monasterio es una interesante construcción que aglutina diversos estilos artísticos, ubicado bajo una gran peña, de la que toma el nombre en el siglo XI. Presenta varias estancias superpuestas construidas en diferentes épocas entre las que destacan la iglesia prerrománica o iglesia baja, el panteón de nobles, la iglesia alta y su claustro románico, el panteón real neoclásico y la capilla de San Victorián, de estilo gótico tardío.

Nada más entrar en el edificio se encuentra, a mano derecha al fondo, la zona más antigua del monasterio. Todavía existe la primitiva iglesia prerrománica, que consta de dos naves cubiertas por bóvedas de cañón y separadas por arcos de herradura sobre columnas. Las naves culminan en dos ábsides rectangulares excavados en la roca. Esta cabecera se decoró en el siglo XII con pinturas murales, realizadas al fresco, cuyo programa iconográfico se centraba en el martirio de los santos Cosme y Damián y la glorificación de la cruz. Al construirse la iglesia románica, esta zona paso a realizar las funciones de cripta, en ella se encuentran enterrados cinco abades del cenobio. En el siglo XI se remodela el monasterio y se amplía con nuevas dependencias como la sala de Concilios, de forma trapezoidal y dividida en cuatro espacios por arcos de medio punto sobre pilares.

En la parte alta se sitúa el panteón de los nobles, en cuyos muros perduran numerosas inscripciones sepulcrales y notas necrológicas. El último noble enterrado en este panteón fue Don Pedro Pablo Abarca de Bolea X Conde de Aranda. El panteón real, muy afectado en un incendio que tuvo lugar en 1675, tras el cual se remodeló en estilo neoclásico. En él descansan los tres primeros reyes de Aragón, Ramiro I, Sancho Ramírez y Pedro I. Del panteón de nobles se accede a la masadería y frente a él se dispone el museo del monasterio.

Sobre la iglesia baja se levantó, en el piso superior, la iglesia románica. Tiene una sola nave y cabecera triabsidal, cubierta por la roca que cobija al monasterio. El paso de la nave a los ábsides se realiza bajo tres arcos que descansan sobre columnas. De los capiteles que poseen las columnas, el más interesante es el del profeta Habacuc llevado por un ángel para alimentar a Daniel que se encontraba en el foso de los leones Estos ábsides se decoran con una banda de ajedrezados y arquitos ciegos. Al parecer la iglesia alta pudo tener pinturas murales, hoy desaparecidas.

Por una puerta de arco de herradura se accede de la iglesia románica al claustro, que se ha convertido en el elemento más significativo y estudiado del conjunto monacal. Fue construido a finales del siglo XII y principios del XIII. Se compone de arquería de medio punto dispuesta sobre un podio. Los arcos se rodean por una moldura ajedrezada y descansan en columnitas con capiteles decorados. Los capiteles han sufrido daños con el paso del tiempo y su disposición no corresponde con la original. Se atribuyen al trabajo del taller del Maestro de San Juan de la Peña o Maestro de Agüero y su iconografía agrupa representaciones sobre el Génesis, la infancia de Jesús y la vida pública de Cristo. Del claustro parten dos capillas, la capilla de san Victorian al norte y la de san Voto y Félix al sur. La capilla de San Victorián es un estupendo ejemplo de la arquitectura gótico flamígera y contiene decoración pintada del siglo XIII. La capilla de san Voto y Félix es de construcción posterior, en la que destaca su portada de estilo barroco realizada en el siglo XVII.

Como importante centro religioso que fue durante la Edad Media, el monasterio de San Juan de la Peña custodió grandes obras de arte, unas perdidas, otras expoliadas, que ya no se conservan. Entre ellas hay que destacar piezas como las reliquias de San Indalecio, llevadas a Jaca en el siglo XIX. Pero sobre todo un cáliz traído a Huesca por San Lorenzo, que ahora permanece en la catedral de Valencia y que fue considerado durante siglos el Santo Grial.

Historia

Construcción original. Siglo X

No están muy claros los motivos de la fundación de este monasterio en la sierra donde ahora se localiza. Se tiene constancia literaria sobre el asentamiento de eremitas en esta zona, entre ellos los hermanos Voto y Félix y de la construcción, en el siglo X, de una iglesia prerrománica dedicada a san Julián y santa Basilisa. En el mismo siglo se funda un pequeño centro monástico dedicado a San Juan bautista desde el cual se pudiera administrar y controlar la región. Sin embargo será en el siglo XI cuando el cenobio se convierta en un gran centro político y religioso gracias a las donaciones de monarcas y señores, tanto aragoneses como navarros. Sancho Garcés III, rey de Pamplona, introduce la regla de San Benito en 1028, por lo que se instalan en San Juan de la Peña monjes huidos del monasterio francés de Cluny. El Monasterio se renombra como San Juan de la Peña alusivo a su peculiar emplazamiento. En 1071 se reza por última vez bajo el rito mozárabe y se utiliza por primera vez en la península el rito romano. Durante el siglo XI se convierte en panteón de reyes y mausoleo de nobles, sus principales benefactores. Se incluye como uno de los centros de peregrinaje en la vía procedente de Francia del camino a Santiago de Compostela.

Ampliación. Siglo XI - XII

Durante el reinado de Sancho Ramírez se amplía el conjunto. El monarca anhelaba convertir la región en un gran centro religioso por lo que encarga la construcción de una nueva iglesia, la iglesia alta, que se terminará en el año 1094. El nuevo templo se consagra en presencia de su hijo Pedro I, seis meses después de su muerte. En los siglos posteriores se añaden nuevas dependencias acordes con la importancia del centro monástico, a pesar del declive que sufre durante el siglo XII por los continuos conflictos entre los monjes y los obispos de Jaca, Huesca y Zaragoza y por el cese de donaciones de la corte.

Siglo XV - XVII

La decadencia del monasterio se acentúa desde principios del siglo XIII. Al abandono económico de sus donantes se unen las malas condiciones geográficas y climáticas del edificio, A partir del siglo XV se introducen reformas artísticas como la capilla gótica de San Victorián construida para panteón abacial. En el siglo XVI el abandono institucional del monasterio es un hecho, cuando el papa Pío V separa la diócesis de Huesca de la de Jaca. Para dotar la nueva sede de la Jacetania se utilizan propiedades del monasterio de San Juan de la Peña, situación que acelera la devacle económica de esta comunidad religiosa. Otro duro golpe a la pervivencia de los monjes en San Juan de la Peña se produce en 1675, tras un gran incendio que provoca la destrucción de muchas de sus dependencias. Los monjes hacen frente a este incidente y deciden la construcción de un nuevo monasterio situado en la cercana llanura de San Indalecio.

Siglo XVIII - XIX

En el antiguo monasterio solo permanecieron dos monjes que se ocupan de su mantenimiento. En 1770 se remodela en estilo neoclásico, el panteón real por el estado de abandono de los sepulcros. La Guerra de la Independencia, acontecido un siglo después, supone la destrucción del monasterio nuevo por parte de los franceses y su expolio. La vida monacal desaparece del conjunto monástico en 1835 por la desamortización de Mendizábal y la primera guerra Carlista.

Cambio de propiedad. Siglo XIX

Con la desamortización de Mendizábal el edificio pasa a ser propiedad nacional. En 1843 el Estado cede el conjunto  monástico a la Diputación de Huesca para su mantenimiento. En 1890 la Diputación devuelve el bien renunciando a su propiedad.

Declaración. Siglo XIX - XXI

En 1889 obtiene el título de Monumento Nacional y en 1920 es declarado Sitio Nacional por el rey Alfonso XIII. El Gobierno de Aragón completa su declaración como Bien de Interés Cultural con la protección del conjunto monástico y su entorno el 2 de febrero de 2004.

Restauración. Siglo XX - XXI

El primer proyecto de restauración es ideado por el arquitecto Ricardo Magdalena a principios del siglo XX. La restauración más completa se realiza a finales de este siglo, por iniciativa del Gobierno de Aragón, en varias campañas llevadas a cabo entre 1984 y 2009. En 1984 con el arquitecto Ramón Bescós se interviene en aspectos relacionados con la estructura del edificio y en la restauración de las pinturas interiores por Liberto Anglada. Entre 1987 y 1988 se consolidan e impermeabilizan las bóvedas y otros elementos exteriores y se procede a la reposición de las cubiertas. Las intervenciones realizadas en años posteriores han tenido como objeto el mantenimiento del monasterio. El presupuesto con el que se ha contado para estos trabajos desde 1984 es de 600.066 euros.

Restauración. Siglo XXI, 2012-11-30

En noviembre de 2012 concluyen las obras de restauración del Panteón de los Nobles y de las pinturas murales de la iglesia inferior del monasterio viejo de San Juan de la Peña. Los trabajos comenzaron en septiembre de 2011, financiados por el Gobierno de Aragón con un presupuesto de casi 70.000 euros.

Musealización. Siglo XXI, 2018

En 2018 se acondicionó el panteón real medieval y se musealizó el espacio de la masadería con información sobre el linaje de los reyes de Aragón.

Musealización. Siglo XXI, 2020

En julio de 2020 los reyes de España inauguraron la renovación del espacio expositivo que dedica una de sus salas a la figura de Pedro Pablo Abarca de Bolea, X conde de Aranda, cuyos restos descansan en el panteón de nobles del monasterio y otras dos estancias que muestran a la historia y arte del cenobio.

Restauración. Siglo XXI, 2022

En 2022 la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón llevó a cabo trabajos de restauración en las arquerías de claustro. En 2019, la dirección deneral ya intervino de emergencia en dieciocho capiteles. Previamente, había experimentado dos importantes restauraciones durante el siglo XX, una en 1934 y otra en 1999.

Bibliografía relacionada

GALINDO PÉREZ, SILVIA (Coord.).

Aragón Patrimonio Cultural Restaurado. 1984/2009. Bienes muebles,

Gobierno de Aragón, Zaragoza, 2010.

LAPEÑA PAUL, A.

San Juan de la Peña: guía histórico-artística,

Diputación General de Aragón, Departamento de Cultura y Educación, 1986.

LAPEÑA PAUL, A.

Selección de Documentos del Monasterio de San Juan de la Peña (1195-1410),

Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1995.

LAPEÑA PAUL, A.

El monasterio de San Juan de la Peña en la Edad Media: (desde sus orígenes hasta 1410),

Zaragoza, Caja de Ahorros de la Inmaculada de Aragón, 1989.

LAPEÑA PAUL, A.

El monasterio de San Juan de la Peña en el siglo XVI: viejas edificaciones y nuevas obras,

Gobierno de Aragón, Departamento de Cultura y Turismo, D.L. 2002.

MÉNDEZ DE JUAN, JOSÉ FÉLIX, GALINDO PÉREZ, SILVIA y LASHERAS RODRÍGUEZ, JAVIER.

Aragón Patrimonio Cultural Restaurado. 1984/2009. Bienes inmuebles,

Gobierno de Aragón, Zaragoza, 2010.

Contacto

Turismo de Aragón

monasteriosanjuan@aragon.es

Acceso

Horario

1 noviembre – 15 marzo: de 10 a 14 h. (excepto sábados: 10 a 17 h.)
16 marzo – 31 mayo: de 10 a 14 y de 15:30 a 19 h.
1 junio – 31 agosto: de 10 a 14 y de 15 a 20 h.
1 septiembre – 31 octubre: de 10 a 14 y de 15:30 a 19 h.

Condiciones de acceso:

Compra de entradas: https://www.turismodearagon.com/tickets-online/
La entrada da acceso al Monasterio Viejo y al Monasterio Nuevo, situados a 1,5 km. uno del otro.
También permite visitar el interior de la iglesia románica de Santa María, ubicada en Santa Cruz de la Serós.

Descargar folleto informativo

Enlaces relacionados

Share this
Send this to a friend