Puente de Piedra y Pretil de San Lázaro
Pocas son las noticias anteriores al siglo XII que hacen referencia al Puente de Piedra de Zaragoza aunque se cree que en época romana, en el mismo lugar, existió un puente, de piedra o de madera. Lo que si se sabe con certeza es que desde el siglo XII se trató de levantar un puente que garantizara permanentemente el paso del Ebro, pero numerosas riadas frustraron los intentos. En 1401 se iniciaron las obras del que conocemos en la actualidad, dirigidas por Gil de Menestral, y se acabaron en 1440. Su importancia deriva del hecho de ser uno de los pocos pasos sobre el río que permitían las comunicaciones del cuadrante noreste peninsular.
La longitud del puente es de unos 225 metros y cuenta con siete arcadas visibles y una enterrada bajo el Paseo Echegaray, de luces diferentes que van de los 14 a los 32 metros que están soportadas por pilas de desigual anchura provistas de tajamares para desviar el agua. En origen el puente estaba flanqueado por torres que se demolieron en 1906.
En 1789 el arquitecto Agustín Sanz realizaba el pretil del Ebro que iba desde el Puente de Piedra hasta el Convento de San Lázaro. Este murallón se construyó en seis meses concluyéndose las obras el 24 de diciembre de 1789, para prevenir el riesgo de inundaciones de la ciudad en las posibles avenidas del río. El Puente de Piedra y su pretil, son un elemento clave en la composición urbana de la ciudad, de gran importancia formal y funcional. Del pretil de la margen derecha, se sabe que en 1777 los arquitectos Pedro del Mazo y Juan Ortiz de Lastra acometen su construcción. Lo realizan en piedra sillar. Está comprendido entre el Templo del Pilar y el Puente de Piedra.
El puente fue remodelado en diferentes ocasiones en el siglo XX; de 1991 data la intervención en la que se colocaron los cuatro leones de bronce, obra del escultor Francisco Rallo.
Historia
Construcción original. Siglo XV
- Gótico
Daños parciales. Siglo XVI, 1643-01-01
Siglo XVIII
Demolición parcial. Siglo XX
Siglo XX
Restauración. Siglo XX
Declaración. Siglo XXI, 2002-05-10
Restauración. Siglo XXI, 2008-05-10
Bibliografía relacionada
Pocas son las noticias anteriores al siglo XII que hacen referencia al Puente de Piedra de Zaragoza aunque se cree que en época romana, en el mismo lugar, existió un puente, de piedra o de madera. Lo que si se sabe con certeza es que desde el siglo XII se trató de levantar un puente que garantizara permanentemente el paso del Ebro, pero numerosas riadas frustraron los intentos. En 1401 se iniciaron las obras del que conocemos en la actualidad, dirigidas por Gil de Menestral, y se acabaron en 1440. Su importancia deriva del hecho de ser uno de los pocos pasos sobre el río que permitían las comunicaciones del cuadrante noreste peninsular.
La longitud del puente es de unos 225 metros y cuenta con siete arcadas visibles y una enterrada bajo el Paseo Echegaray, de luces diferentes que van de los 14 a los 32 metros que están soportadas por pilas de desigual anchura provistas de tajamares para desviar el agua. En origen el puente estaba flanqueado por torres que se demolieron en 1906.
En 1789 el arquitecto Agustín Sanz realizaba el pretil del Ebro que iba desde el Puente de Piedra hasta el Convento de San Lázaro. Este murallón se construyó en seis meses concluyéndose las obras el 24 de diciembre de 1789, para prevenir el riesgo de inundaciones de la ciudad en las posibles avenidas del río. El Puente de Piedra y su pretil, son un elemento clave en la composición urbana de la ciudad, de gran importancia formal y funcional. Del pretil de la margen derecha, se sabe que en 1777 los arquitectos Pedro del Mazo y Juan Ortiz de Lastra acometen su construcción. Lo realizan en piedra sillar. Está comprendido entre el Templo del Pilar y el Puente de Piedra.
El puente fue remodelado en diferentes ocasiones en el siglo XX; de 1991 data la intervención en la que se colocaron los cuatro leones de bronce, obra del escultor Francisco Rallo.
Historia
Construcción original. Siglo XV
- Gótico