Procesión de las Panbenditeras de Escatrón y de Mazaleón

Escatrón, Mazaleón

Panbenditeras de Escatrón. Foto: María Pilar Germán Laborda
Portada | Patrimonio | Patrimonio Inmaterial | Procesión de las Panbenditeras de Escatrón y de Mazaleón

La Procesión de las Panbenditeras, es una celebración con una larga evolución histórica con muchas similitudes a rituales que arraigan en las culturas grecolatinas de la antigüedad. En Aragón se conservan con gran vitalidad dos magníficos ejemplos en Escatrón (Zaragoza) y Mazaleón (Teruel).

El desfile de las comúnmente denominadas Panbenditeras, tienen como elemento material protagonista el pan bendecido o bendito, el pan bueno. Existen muchas tradiciones relacionadas con el pan bendito, protagonista de numerosos actos populares religiosos. La peculiaridad de esta tradición en las localidades citadas es la manera de manifestarla: el día de Santa Águeda, las mujeres jóvenes salen en procesión llevando un cestillo sobre sus cabezas que contiene la ofrenda del pan bendito.

La ofrenda tradicional del pan bendito se realiza en la actualidad, en Aragón, bajo dos modalidades diferentes:

  • La procesión de las Panbenditeras, que consiste en el desfile de mujeres jóvenes hasta la iglesia, el día del santo patrón, ataviadas con la indumentaria de mudar o fiesta propia de su zona geográfica y llevando un cestillo o canasto cubierto por un pañito del ajuar familiar que contiene los panes de la ofrenda. Panbenditera, en su origen histórico, era toda joven virgen; actualmente no se restringe la participación en la procesión y son las propias mujeres quienes se proponen al Consistorio para el desfile procesional. Tanto en Escatrón como en Mazaleón tienen lugar en la festividad de Santa Águeda.
  • La Ofrenda del Pan Bendito o Pa Beneit como se designa en las localidades orientales de Aragón. En ella los vecinos (pueden ser hombres y mujeres de edades variadas, incluso niños) desfilan hacia la iglesia parroquial de la localidad llevando una ofrenda que puede consistir en pan, o bien dulces, bizcocho, tortas, pastas, etc.

Ambas modalidades o costumbres tradicionales corresponden a los rituales de ofrendas de alimentos, que en este caso tienen en común la presencia del cereal, presentado en diferentes formas. Se trata de una tradición mediterránea que arranca de la antigua Grecia, donde se ofrecían pelanos o panes en los santuarios y templos, entre ellos el de Eleusis.

En épocas más recientes esta ofrenda tuvo que ver con periodos de mayor pobreza en los que el reparto caritativo de algún alimento estaba justificado con ocasión de la celebración del santo patrón de la localidad. El párroco posteriormente distribuía entre los vecinos el pan bendecido, en un acto simbólico y ritual por el que se esparcía también la fertilidad y prosperidad a los hogares, a los animales y los campos. Es un ritual comunitario de supervivencia, una comunión que la Iglesia católica continúa realizando a través del reparto de la comunión en la misa (la oblea es también cereal, aunque simbolice el cuerpo de Cristo).

Los cestillos suelen tener una forma que recuerda a los kalathos griegos de cerámica (los llamados popularmente `sombreros de copa´), aunque estos se realizan con fibra vegetal, centeno o mimbre; lo fundamental es que, como en la antigüedad, son cestillos vinculados al ajuar femenino, o dote, y se traspasan de madres a hijas.

El momento de celebración, en la formulación más antigua de esta tradición, solía producirse al final del invierno y antes de la primavera para que las divinidades favorecieran la fertilidad de los campos y, con ello, la supervivencia de los vecinos; por eso, en muchas localidades se lleva a cabo el día de Santa Águeda, San Sebastián o San Antón.

La singularidad de estas celebraciones festivas es su pervivencia en la tradición desde la antigüedad grecolatina (aunque la investigación histórico-científica se mueve aún, en este punto, en el campo de las hipótesis) de un ritual comunitario, oferente y apotropaico, a la divinidad, con tres objetivos: el reparto de alimentos para la supervivencia del grupo, el rito iniciático del paso a la vida adulta de las jóvenes y la ofrenda del pan a la divinidad para asegurar la fertilidad y las cosechas.

La figura de las actuales panbenditeras proviene de las canéforas griegas y romanas, doncellas vírgenes que desfilaban con ocasión de las festividades en honor de diosas como Atenea en Atenas, Artemisa, Démeter o Hera en Argos.

Desde la antigüedad grecorromana, en algunas celebraciones rituales, como las Panateneas en Atenas celebrada a mediados de julio, la fiesta de Artemis en Siracusa o la Fiesta de Hera en Argos, existían procesiones o desfiles de jóvenes doncellas vírgenes elegidas entre las mejores familias y que llevaban sobre la cabeza un canastillo con ofrendas.

El canasto era un kanoum, panera o cestillo ritual, que originalmente contenía avena para que fuese extendida, a modo de elemento purificador, sobre el altar de los sacrificios. De estos desfiles conservamos testimonios en frisos escultóricos y en la cerámica griega.

Son patentes las similitudes de la procesión de las Panbenditeras con estas celebraciones rituales de fertilidad en el mundo grecorromano, entre ellas la Cerialia, la Agathé Tyché y los Misterios de Eleusis (siglos VI a.C.- II d.C.) en honor de Démeter y Perséfone, en la antigua Grecia, así como las Matronalia romanas, fiestas que en el siglo IV d.C, santificadas por el cristianismo, se consagraron y dedicaron a la Virgen María, tratada como una diosa y objeto de ofrendas y ritos idénticos a los de las fiestas griegas en honor a Démeter.

Además de los rituales del mundo clásico grecorromano, hay otras hipótesis sobre el origen de las procesiones del Pan Bendito: entre ellas, el tributo de las cien doncellas en la edad media y las fiestas de la primavera o mayos. La esencia tiene que ver con la fertilidad en el periodo de la primavera, así como la inversión de roles en la sociedad previos al Carnaval. En todo caso, nos movemos siempre en el campo de las hipótesis, y falta aún una investigación más profunda sobre el origen y naturaleza de estas tradiciones.

Panbenditeras en honor a Santa Águeda, en Escatrón (Zaragoza)

La Procesión de las Panbenditeras en Escatrón tiene lugar cada año el 5 de febrero, durante las fiestas mayores que se celebran entre el 3 y el 6 de ese mes en honor de su patrona, Santa Águeda. El 3 de febrero es la preparación de la fiesta; el día 4, las Vísperas; el 5 es el día grande, y es cuando tiene lugar la Procesión de las Panbenditeras; y el día 6 es el final de fiestas, con homenaje a los mayores. Los protagonistas de la fiesta son: la Reina, las Reinicas, la Real moza, las Damas, el Mayordomo y los Escopeteros o arcabuceros que representan la figura de los soldados

Tradicionalmente solo podían intervenir en la procesión las jóvenes adolescentes no casadas, y eran elegidas por el ayuntamiento; en la actualidad pueden participar todas las mujeres. Visten los trajes de mudar o de fiesta, tradicionales de la zona. En su cabeza portan un cestillo que contiene el pan bendito, cubierto por un paño blanco.

El baile de las cintas es una incorporación posterior de influencia centroeuropea. Desde el siglo XIV era conocido como «el palo de mayo», alrededor del cual se trenzaban y destrenzaban las cintas, guiada cada una por una persona, mientras se bailaba al son de la música. Este sincretismo se completa con manifestaciones cristianas como la misa o la propia leyenda de la Santa.

Las actividades festivas que tienen lugar son en las fiestas de Escatrón son:

Elección de las reinas y damas, representantes de las mujeres de la localidad, mediante voto secreto; las reinicas, niñas que hacen la comunión ese año son elegidas por la Comisión de Festejos del consistorio; se realiza el fin de semana antes de Navidad. La proclamación tiene lugar el sábado anterior a las fiestas, a finales de enero, con traspaso de poderes e imposición de corona y bandas, para terminar con un baile. El ayuntamiento, el día de Reyes Magos, eligen al Mayordomo de las Fiestas, ésta fase de las fiestas es la más reciente, empezó a realizarse hace unos 40 ó 50 años.

El 4 de febrero comienzan los actos centrales de las Fiestas con la lectura del pregón en el ayuntamiento. Y la salva de cohetes, los cabezudos salen y las carrozas inician el desfile con las reinas y damas. Por la tarde se realiza un acto religioso de vísperas en la ermita de Santa Aguédica. Por la noche en la plaza queman la hoguera, acompañan los fuegos artificiales y un toro de fuego.

El día 5 de febrero, la banda de música acude a casa del mayordomo de la fiesta. Se inicia la Procesión con las mujeres vestidas con el traje de labradora y el canastillo del pan bendito en la cabeza en el caso de las mujeres solteras, la comitiva llega hasta la Iglesia. Los escopeteros encabezan la comitiva disparando salvas en honor de la Virgen, como hicieran los soldados a su regreso de Italia hace casi cinco siglos.

El día 6 de febrero, el Mayordomo y los miembros de la Comisión de Festejos reparten en cada casa un pan bendito, de los que las mozas han depositado en la Iglesia. Finalizan con un homenaje a los ancianos por parte de los jóvenes del pueblo.

Por la tarde y en la plaza del barranco, la procesión de joteros y bailadores, celebran los dichos de la santa y realizan el baile de cintas en torno al palo, trenzando y destrenzando.

Panbenditeras en Mazaleón/Massalió (Teruel)

Mazaleón o Massalió, es una localidad de la provincia de Teruel, Comarca del Matarraña. Las panbenditeras procesionan o desfilan en dos ocasiones: en la festividad de Santa Águeda el 5 de febrero, y también lo hacen en las fiestas patronales o mayores en agosto, en honor de San Clemente y San Sebastián, en la cuarta semana de agosto.

Santa Águeda es una fiesta de mujeres, organizada por ellas, celebras y haciendo participar a toda la población; en las fiestas patronales los protagonistas son todos los vecinos, pero de la procesión de las panbenditeras el centro y protagonismo es de ellas de nuevo. Es un orgullo en ambas ocasiones participar en el desfile portando los cestillos del «pan» que es bendecido en la Iglesia durante la misa, para después ser repartido entre las mujeres que se acercan.

Las jóvenes, con su indumentaria de fiesta o de mudar, propia de la zona, desfilan llevando el pan en sus cestillos de sarga o panistré sobre la cabeza desfilando hasta la iglesia, mientras bandean las campanas.

En la fiesta de Santa Águeda en Mazaleón se puede ver a las aguederas con su traje regional, su mantilla y el colorido panistré sobre la cabeza, donde llevan los mostachones.

Para el día de San Antón, 17 de enero, se bendicen los animales domésticos y también, en días posteriores tiene lugar la procesión de las Panbenditeras, llevando los panistréts (hechos con rafia y alambre) en la cabeza, panistres de pujar el pa beneit. Esta expresión no significa `pan bendecido´ o bendito, sino `pan de bondad´, `buen pan´.

En la misa bautizan o bendicen los panes (bizcocho recubierto con azúcar glas) y se reparten a la salida entre los vecinos que acuden a bendecir a sus animales, dando tres vueltas al santo en dirección contraria a las agujas del reloj, pues así se hacía en la trilla con las caballerías.

Las Panbenditeras, cuando llegan a la iglesia para la misa, se colocan en los primeros bancos y depositan cerca del altar los panistréts. Antiguamente desfilaban sólo las mujeres jóvenes solteras. Estas celebraciones han cobrado gran auge recientemente, completándolas con celebraciones comunitarias de meriendas y comidas, que suelen finalizar con un baile al atardecer y el reparto de las «tetas de Santa Agueda o mamellets», todo protagonizado por las mujeres, incluidas las vaquillas.

Las comarcas de Matarraña y Bajo Aragón son las que conservan más arraigado el ritual del Pan Bendito o Pa beneit. Las formas y variedades de celebrar esta tradición son múltiples: a veces se lleva en la procesión el pan en cestillos pero entre las manos, o bien se reparte en la iglesia entre los asistentes, o se lleva por las casas repartiéndolo en grandes cestas. Lo importante es la esencia de la caridad comunitaria de compartir el pan bendecido el día del patrono, entre los vecinos, suscitando así la prosperidad y fertilidad.

En muchos pueblos se ha perdido la tradición de llevar el pan en la procesión, y ha pervivido solo la bendición de los panes en la misa y su entrega a la salida.

La Procesión de las Panbenditeras, es una celebración con una larga evolución histórica con muchas similitudes a rituales que arraigan en las culturas grecolatinas de la antigüedad. En Aragón se conservan con gran vitalidad dos magníficos ejemplos en Escatrón (Zaragoza) y Mazaleón (Teruel).

El desfile de las comúnmente denominadas Panbenditeras, tienen como elemento material protagonista el pan bendecido o bendito, el pan bueno. Existen muchas tradiciones relacionadas con el pan bendito, protagonista de numerosos actos populares religiosos. La peculiaridad de esta tradición en las localidades citadas es la manera de manifestarla: el día de Santa Águeda, las mujeres jóvenes salen en procesión llevando un cestillo sobre sus cabezas que contiene la ofrenda del pan bendito.

La ofrenda tradicional del pan bendito se realiza en la actualidad, en Aragón, bajo dos modalidades diferentes:

  • La procesión de las Panbenditeras, que consiste en el desfile de mujeres jóvenes hasta la iglesia, el día del santo patrón, ataviadas con la indumentaria de mudar o fiesta propia de su zona geográfica y llevando un cestillo o canasto cubierto por un pañito del ajuar familiar que contiene los panes de la ofrenda. Panbenditera, en su origen histórico, era toda joven virgen; actualmente no se restringe la participación en la procesión y son las propias mujeres quienes se proponen al Consistorio para el desfile procesional. Tanto en Escatrón como en Mazaleón tienen lugar en la festividad de Santa Águeda.
  • La Ofrenda del Pan Bendito o Pa Beneit como se designa en las localidades orientales de Aragón. En ella los vecinos (pueden ser hombres y mujeres de edades variadas, incluso niños) desfilan hacia la iglesia parroquial de la localidad llevando una ofrenda que puede consistir en pan, o bien dulces, bizcocho, tortas, pastas, etc.

Ambas modalidades o costumbres tradicionales corresponden a los rituales de ofrendas de alimentos, que en este caso tienen en común la presencia del cereal, presentado en diferentes formas. Se trata de una tradición mediterránea que arranca de la antigua Grecia, donde se ofrecían pelanos o panes en los santuarios y templos, entre ellos el de Eleusis.

En épocas más recientes esta ofrenda tuvo que ver con periodos de mayor pobreza en los que el reparto caritativo de algún alimento estaba justificado con ocasión de la celebración del santo patrón de la localidad. El párroco posteriormente distribuía entre los vecinos el pan bendecido, en un acto simbólico y ritual por el que se esparcía también la fertilidad y prosperidad a los hogares, a los animales y los campos. Es un ritual comunitario de supervivencia, una comunión que la Iglesia católica continúa realizando a través del reparto de la comunión en la misa (la oblea es también cereal, aunque simbolice el cuerpo de Cristo).

Los cestillos suelen tener una forma que recuerda a los kalathos griegos de cerámica (los llamados popularmente `sombreros de copa´), aunque estos se realizan con fibra vegetal, centeno o mimbre; lo fundamental es que, como en la antigüedad, son cestillos vinculados al ajuar femenino, o dote, y se traspasan de madres a hijas.

El momento de celebración, en la formulación más antigua de esta tradición, solía producirse al final del invierno y antes de la primavera para que las divinidades favorecieran la fertilidad de los campos y, con ello, la supervivencia de los vecinos; por eso, en muchas localidades se lleva a cabo el día de Santa Águeda, San Sebastián o San Antón.

La singularidad de estas celebraciones festivas es su pervivencia en la tradición desde la antigüedad grecolatina (aunque la investigación histórico-científica se mueve aún, en este punto, en el campo de las hipótesis) de un ritual comunitario, oferente y apotropaico, a la divinidad, con tres objetivos: el reparto de alimentos para la supervivencia del grupo, el rito iniciático del paso a la vida adulta de las jóvenes y la ofrenda del pan a la divinidad para asegurar la fertilidad y las cosechas.

La figura de las actuales panbenditeras proviene de las canéforas griegas y romanas, doncellas vírgenes que desfilaban con ocasión de las festividades en honor de diosas como Atenea en Atenas, Artemisa, Démeter o Hera en Argos.

Desde la antigüedad grecorromana, en algunas celebraciones rituales, como las Panateneas en Atenas celebrada a mediados de julio, la fiesta de Artemis en Siracusa o la Fiesta de Hera en Argos, existían procesiones o desfiles de jóvenes doncellas vírgenes elegidas entre las mejores familias y que llevaban sobre la cabeza un canastillo con ofrendas.

El canasto era un kanoum, panera o cestillo ritual, que originalmente contenía avena para que fuese extendida, a modo de elemento purificador, sobre el altar de los sacrificios. De estos desfiles conservamos testimonios en frisos escultóricos y en la cerámica griega.

Son patentes las similitudes de la procesión de las Panbenditeras con estas celebraciones rituales de fertilidad en el mundo grecorromano, entre ellas la Cerialia, la Agathé Tyché y los Misterios de Eleusis (siglos VI a.C.- II d.C.) en honor de Démeter y Perséfone, en la antigua Grecia, así como las Matronalia romanas, fiestas que en el siglo IV d.C, santificadas por el cristianismo, se consagraron y dedicaron a la Virgen María, tratada como una diosa y objeto de ofrendas y ritos idénticos a los de las fiestas griegas en honor a Démeter.

Además de los rituales del mundo clásico grecorromano, hay otras hipótesis sobre el origen de las procesiones del Pan Bendito: entre ellas, el tributo de las cien doncellas en la edad media y las fiestas de la primavera o mayos. La esencia tiene que ver con la fertilidad en el periodo de la primavera, así como la inversión de roles en la sociedad previos al Carnaval. En todo caso, nos movemos siempre en el campo de las hipótesis, y falta aún una investigación más profunda sobre el origen y naturaleza de estas tradiciones.

Panbenditeras en honor a Santa Águeda, en Escatrón (Zaragoza)

La Procesión de las Panbenditeras en Escatrón tiene lugar cada año el 5 de febrero, durante las fiestas mayores que se celebran entre el 3 y el 6 de ese mes en honor de su patrona, Santa Águeda. El 3 de febrero es la preparación de la fiesta; el día 4, las Vísperas; el 5 es el día grande, y es cuando tiene lugar la Procesión de las Panbenditeras; y el día 6 es el final de fiestas, con homenaje a los mayores. Los protagonistas de la fiesta son: la Reina, las Reinicas, la Real moza, las Damas, el Mayordomo y los Escopeteros o arcabuceros que representan la figura de los soldados

Tradicionalmente solo podían intervenir en la procesión las jóvenes adolescentes no casadas, y eran elegidas por el ayuntamiento; en la actualidad pueden participar todas las mujeres. Visten los trajes de mudar o de fiesta, tradicionales de la zona. En su cabeza portan un cestillo que contiene el pan bendito, cubierto por un paño blanco.

El baile de las cintas es una incorporación posterior de influencia centroeuropea. Desde el siglo XIV era conocido como «el palo de mayo», alrededor del cual se trenzaban y destrenzaban las cintas, guiada cada una por una persona, mientras se bailaba al son de la música. Este sincretismo se completa con manifestaciones cristianas como la misa o la propia leyenda de la Santa.

Las actividades festivas que tienen lugar son en las fiestas de Escatrón son:

Elección de las reinas y damas, representantes de las mujeres de la localidad, mediante voto secreto; las reinicas, niñas que hacen la comunión ese año son elegidas por la Comisión de Festejos del consistorio; se realiza el fin de semana antes de Navidad. La proclamación tiene lugar el sábado anterior a las fiestas, a finales de enero, con traspaso de poderes e imposición de corona y bandas, para terminar con un baile. El ayuntamiento, el día de Reyes Magos, eligen al Mayordomo de las Fiestas, ésta fase de las fiestas es la más reciente, empezó a realizarse hace unos 40 ó 50 años.

El 4 de febrero comienzan los actos centrales de las Fiestas con la lectura del pregón en el ayuntamiento. Y la salva de cohetes, los cabezudos salen y las carrozas inician el desfile con las reinas y damas. Por la tarde se realiza un acto religioso de vísperas en la ermita de Santa Aguédica. Por la noche en la plaza queman la hoguera, acompañan los fuegos artificiales y un toro de fuego.

El día 5 de febrero, la banda de música acude a casa del mayordomo de la fiesta. Se inicia la Procesión con las mujeres vestidas con el traje de labradora y el canastillo del pan bendito en la cabeza en el caso de las mujeres solteras, la comitiva llega hasta la Iglesia. Los escopeteros encabezan la comitiva disparando salvas en honor de la Virgen, como hicieran los soldados a su regreso de Italia hace casi cinco siglos.

El día 6 de febrero, el Mayordomo y los miembros de la Comisión de Festejos reparten en cada casa un pan bendito, de los que las mozas han depositado en la Iglesia. Finalizan con un homenaje a los ancianos por parte de los jóvenes del pueblo.

Por la tarde y en la plaza del barranco, la procesión de joteros y bailadores, celebran los dichos de la santa y realizan el baile de cintas en torno al palo, trenzando y destrenzando.

Panbenditeras en Mazaleón/Massalió (Teruel)

Mazaleón o Massalió, es una localidad de la provincia de Teruel, Comarca del Matarraña. Las panbenditeras procesionan o desfilan en dos ocasiones: en la festividad de Santa Águeda el 5 de febrero, y también lo hacen en las fiestas patronales o mayores en agosto, en honor de San Clemente y San Sebastián, en la cuarta semana de agosto.

Santa Águeda es una fiesta de mujeres, organizada por ellas, celebras y haciendo participar a toda la población; en las fiestas patronales los protagonistas son todos los vecinos, pero de la procesión de las panbenditeras el centro y protagonismo es de ellas de nuevo. Es un orgullo en ambas ocasiones participar en el desfile portando los cestillos del «pan» que es bendecido en la Iglesia durante la misa, para después ser repartido entre las mujeres que se acercan.

Las jóvenes, con su indumentaria de fiesta o de mudar, propia de la zona, desfilan llevando el pan en sus cestillos de sarga o panistré sobre la cabeza desfilando hasta la iglesia, mientras bandean las campanas.

En la fiesta de Santa Águeda en Mazaleón se puede ver a las aguederas con su traje regional, su mantilla y el colorido panistré sobre la cabeza, donde llevan los mostachones.

Para el día de San Antón, 17 de enero, se bendicen los animales domésticos y también, en días posteriores tiene lugar la procesión de las Panbenditeras, llevando los panistréts (hechos con rafia y alambre) en la cabeza, panistres de pujar el pa beneit. Esta expresión no significa `pan bendecido´ o bendito, sino `pan de bondad´, `buen pan´.

En la misa bautizan o bendicen los panes (bizcocho recubierto con azúcar glas) y se reparten a la salida entre los vecinos que acuden a bendecir a sus animales, dando tres vueltas al santo en dirección contraria a las agujas del reloj, pues así se hacía en la trilla con las caballerías.

Las Panbenditeras, cuando llegan a la iglesia para la misa, se colocan en los primeros bancos y depositan cerca del altar los panistréts. Antiguamente desfilaban sólo las mujeres jóvenes solteras. Estas celebraciones han cobrado gran auge recientemente, completándolas con celebraciones comunitarias de meriendas y comidas, que suelen finalizar con un baile al atardecer y el reparto de las «tetas de Santa Agueda o mamellets», todo protagonizado por las mujeres, incluidas las vaquillas.

Las comarcas de Matarraña y Bajo Aragón son las que conservan más arraigado el ritual del Pan Bendito o Pa beneit. Las formas y variedades de celebrar esta tradición son múltiples: a veces se lleva en la procesión el pan en cestillos pero entre las manos, o bien se reparte en la iglesia entre los asistentes, o se lleva por las casas repartiéndolo en grandes cestas. Lo importante es la esencia de la caridad comunitaria de compartir el pan bendecido el día del patrono, entre los vecinos, suscitando así la prosperidad y fertilidad.

En muchos pueblos se ha perdido la tradición de llevar el pan en la procesión, y ha pervivido solo la bendición de los panes en la misa y su entrega a la salida.

Share this
Send this to a friend