Palacio Episcopal
El Palacio Episcopal está ubicado en la zona más antigua y elevada del casco histórico de Tarazona, en el Barrio del Cinto, donde se encontraba la primitiva fortaleza musulmana o zuda.
Se trata de una magnífica y compleja construcción de amplia evolución histórica, iniciada en el siglo VIII en torno a la zuda, palacio o fortaleza musulmana que sirvió como sede de los gobernantes militares. Tras la reconquista de la ciudad en 1119 por el rey Alfonso I, el Batallador, pasó a ser residencia de los reyes aragoneses. En el siglo XIII el rey Jaime II lo cedió a las familias de la nobleza aragonesa. En 1376 lo adquirió el obispo Pérez Calvillo quien inició un ambicioso proceso constructivo, concluido a mediados del siglo XVI.
La evolución histórica del palacio es paralela a su evolución artística, que determina el abanico de estilos gótico, mudéjar, renacentista y barroco, en un crecimiento por agregación, que todavía guarda algunas incógnitas arqueológicas.
El inmueble cuenta con una planta irregular trapezoidal y con una prolongación cuadrangular. Originalmente constaba de planta baja, tres plantas alzadas y falsa, aunque durante el siglo XX experimentó diversas transformaciones, entre las que destacó la construcción de alguna entreplanta y subdivisión en las dependencias del obispo. El espacio interior se distribuye en torno a una gran caja de escaleras central, en cuyo arranque se conserva una monumental columna de orden corintio.
Exteriormente presenta cuatro fachadas. La principal orientada al oeste, se ubica en la Plaza de Palacio frente a la Iglesia de la Magdalena. Esta es del siglo XVI, aunque con reformas posteriores, y ofrece una singular portada clasicista asimétrica e irregular en tres pisos, con ventanas enrejadas el inferior, balcones en el piso principal y ventanas bajo alero. Lo más relevante es el retablo del siglo XVI en piedra que remata el chaflán, con dos cuerpos en tres calles y ático. El conjunto presenta hornacinas aveneradas y figuras en altorrelieve. En el piso inferior figura papal y de obispos, en el superior las virtudes teologales (Templanza, Justicia y Paciencia), se completa el conjunto con medallones.
La fachada norte y parte del este, es la más antigua, los muros de sillería alcanzan hasta los 10 metros y continúan en ladrillo, y se halla coronada por galería de vanos adintelados y arcos de medio punto al este.
La fachada este dispone en una esquina achaflanada una de los muros más antiguos, con una importante labor en el ladrillo de rombos y pirámides invertidas
La fachada al sur es un imponente paramento colgado al río Queiles, con una estructura irregular elevada y sustentada por enormes contrafuertes de ladrillo, que abren seis arcadas insertadas en la roca. Muestra una estructura hoy asimétrica, destacando las galerías de arquillos, los medallones y los cuerpos retranqueados hacia el sudeste con las tracerías mudéjares.
Durante el siglo XXI, en el Palacio se han realizado importantes intervenciones de consolidación y restauración, decisivas para la conservación del conjunto palacial, especialmente de los forjados y cubiertas.
Historia
Construcción. Siglo Siglo XIV, 1376-08-02
Ampliación. Siglo Siglo XV - Siglo XVI, 1496-08-02 - 1521-08-02
Reforma. Siglo Siglo XVI, 1547-08-02 - 1567-01-01
Restauración. Siglo Siglo XX - Siglo XXI
Declaración. Siglo Siglo XXI, 2020-08-02
Recursos didácticos
El Palacio Episcopal está ubicado en la zona más antigua y elevada del casco histórico de Tarazona, en el Barrio del Cinto, donde se encontraba la primitiva fortaleza musulmana o zuda.
Se trata de una magnífica y compleja construcción de amplia evolución histórica, iniciada en el siglo VIII en torno a la zuda, palacio o fortaleza musulmana que sirvió como sede de los gobernantes militares. Tras la reconquista de la ciudad en 1119 por el rey Alfonso I, el Batallador, pasó a ser residencia de los reyes aragoneses. En el siglo XIII el rey Jaime II lo cedió a las familias de la nobleza aragonesa. En 1376 lo adquirió el obispo Pérez Calvillo quien inició un ambicioso proceso constructivo, concluido a mediados del siglo XVI.
La evolución histórica del palacio es paralela a su evolución artística, que determina el abanico de estilos gótico, mudéjar, renacentista y barroco, en un crecimiento por agregación, que todavía guarda algunas incógnitas arqueológicas.
El inmueble cuenta con una planta irregular trapezoidal y con una prolongación cuadrangular. Originalmente constaba de planta baja, tres plantas alzadas y falsa, aunque durante el siglo XX experimentó diversas transformaciones, entre las que destacó la construcción de alguna entreplanta y subdivisión en las dependencias del obispo. El espacio interior se distribuye en torno a una gran caja de escaleras central, en cuyo arranque se conserva una monumental columna de orden corintio.
Exteriormente presenta cuatro fachadas. La principal orientada al oeste, se ubica en la Plaza de Palacio frente a la Iglesia de la Magdalena. Esta es del siglo XVI, aunque con reformas posteriores, y ofrece una singular portada clasicista asimétrica e irregular en tres pisos, con ventanas enrejadas el inferior, balcones en el piso principal y ventanas bajo alero. Lo más relevante es el retablo del siglo XVI en piedra que remata el chaflán, con dos cuerpos en tres calles y ático. El conjunto presenta hornacinas aveneradas y figuras en altorrelieve. En el piso inferior figura papal y de obispos, en el superior las virtudes teologales (Templanza, Justicia y Paciencia), se completa el conjunto con medallones.
La fachada norte y parte del este, es la más antigua, los muros de sillería alcanzan hasta los 10 metros y continúan en ladrillo, y se halla coronada por galería de vanos adintelados y arcos de medio punto al este.
La fachada este dispone en una esquina achaflanada una de los muros más antiguos, con una importante labor en el ladrillo de rombos y pirámides invertidas
La fachada al sur es un imponente paramento colgado al río Queiles, con una estructura irregular elevada y sustentada por enormes contrafuertes de ladrillo, que abren seis arcadas insertadas en la roca. Muestra una estructura hoy asimétrica, destacando las galerías de arquillos, los medallones y los cuerpos retranqueados hacia el sudeste con las tracerías mudéjares.
Durante el siglo XXI, en el Palacio se han realizado importantes intervenciones de consolidación y restauración, decisivas para la conservación del conjunto palacial, especialmente de los forjados y cubiertas.