Monasterio de Santa María de Obarra

La Ribagorza reúne la mayor cantidad de edificios lombardos en Aragón, siendo uno de los más importantes que en este condado se levantó la iglesia del Monasterio de Santa María de Obarra.

Se cree que este monasterio pudo ser fundado hacia el siglo IX, en una importante encrucijada de caminos en el corazón de La Ribagorza y vinculado a la casa condal ribagorzana. Lo cierto es que apenas quedan restos de construcciones religiosas anteriores al siglo XI, sólo algunos restos visigóticos procedentes de edificaciones previas como son dos capiteles de la portada sur, los cuatro que decoran el altar mayor y también la pila bautismal.

Del conjunto monástico se conservan una ermita dedicada a San Pablo, las ruinas de un palacio abacial,  el antiguo molino y, destacando sobre todas las demás construcciones, la iglesia dedicada a Santa María que dataría de entre finales del siglo X y el primer cuarto del siglo XI. Llama la atención la piedra sin labra con la que están construidos los edificios, ya que les otorga un aspecto rústico y personal.

El templo tiene planta basilical, consta de tres naves de seis tramos cada una, separadas por pilares de triple esquina, presbiterio y rematadas en tres ábsides semicirculares. Casi todos los tramos se cubren con bóveda de arista articulada por arcos fajones, aunque los últimos tramos de la nave central y del Evangelio se cubren con bóveda de cañón. Las bóvedas absidiales son de cuarto de esfera.

Al exterior se abren sendas puertas abocinadas en los muros septentrional y meridional. Se distribuyen trece ventanas y un ojo de buey entre las naves central, meridional y la cabecera. Los muros aparecen divididos por lesenas y arquillos ciegos sobre los que se desarrollan frisos de dientes de sierra. En el ábside central además, la decoración se completa con un friso de rombos en la parte superior. Cuando este edificio estaba en construcción, se pensó en levantar una torre-campanario, adosada a la nave meridional, que sólo se levantó 3 metros y que todavía se conserva.

El espacio interior es esbelto y armónico, acorde con las proporciones lombardas. De su mobiliario interior destaca la imagen de piedra policromada de Nuestra Señora de Obarra que data del siglo XV.

Formando parte del conjunto del monasterio se levanta la ermita de San Pablo que consta de una nave rectangular, de un presbiterio atrofiado y de un ábside semicircular. El edificio fue realizado con gran tosquedad en el siglo XII. Se conservan también las ruinas de un palacio abacial de estilo gótico tardío mandado construir por el prior Pedro de Mur en el que destacan su portada y piedras armeras.