La Contradanza

Cetina

La Contradanza forma parte de las celebraciones enmarcadas en las fiestas en honor a San Juan Lorenzo de la localidad zaragozana de Cetina, que se celebran durante la tercera semana de Mayo. Estas fiestas fueron declaradas en 1996 Fiestas de Interés Turístico de Aragón. La noche del 19 de mayo los cetineros alaban a su santo con una escenificación tradicional que aúna elementos religiosos con profanos de resultado singular. Su origen se pone en relación con las danzas de fertilidad de plenilunio mencionadas por Estrabón en la edad antigua.

La Contradanza de Cetina es una escenificación bailada, con elementos de teatro popular y danza. Su denominación es la traducción del inglés de la «country dance» o del francés «contradance», aunque realmente su desarrollo y representación no responda a este perfil de baile «bucólico culto», más bien es similar a una mojiganga. El 19 de mayo es el día de San Juan Lorenzo, santo titular de la parroquia y nacido en Cetina en el siglo XIV. Durante la víspera los participantes en la Contradanza se disponen a llevar acabo este dance de tradición centenaria que representa los cuatro elementos y la oposición entre las fuerzas del amor y el odio. Cada sector de la población desempeña una función en esta fiesta. La realización de la Contradanza es llevada a cabo por 8 contradanceros y «El diablo», figura principal de la Contradanza que a pesar de su nombre más parece mostrarse como un rey, jefe o incluso santo, coronando algunas de las escenas y dirigiendo las mismas. Los pajes del hacha ayudan a estos a mantener antorchas encendidas y el tranquero colabora repartiendo a cada miembro del grupo un utensilio para afeitar al diablo. Es el diablo quien elige a los contradanceros.

La representación requiere casi un mes de ensayos por la dificultad y coordinación de las mismas. La contradanza tiene el siguiente desarrollo: la tarde anterior del 19 de mayo los contradanceros se visten, van en busca del diablo y juntos parten al domicilio del encargado de la primera vara con la imagen de San Juan Lorenzo, donde acuden también los músicos. Los contradanceros prenden en una hoguera las hachas que portan y desfilan junto al cofrade que lleva la vara hacia la casa del Alcalde. Recogen a las autoridades y se dirigen a la Plaza del Ayuntamiento. La Contradanza se compone de 32 mudanzas o cuadros plásticos, y escuches o comunicación de los siguientes pasos a realizar, dicho por el diablo al oído de cada contradancero. Actualmente se ha reducido el tiempo de representación a casi dos horas y por tanto no se realiza en toda su extensión. Cada mudanza tiene su título y son de distinta naturaleza.

La culminación de la Contradanza se realiza con la escenificación de «La pantomima del barbero» o «Muerte del diablo», en la cual tras la muerte del diablo se realizan «caramulletas o volteretas», matan al diablo, pero después lo lloran, lo pasean y resucita, la música se acelera finalizando la Contradanza al grito de «¡Viva San Juan Lorenzo!».

La indumentaria es una de las características más significativas: cuatro figuras visten con casaca y pantalón negro con adornos blancos, en su mayor parte vegetales y cuatro invierten en negativo fondo blanco con apliques negros. El diablo va todo de rojo, con adornos blancos de motivos vegetales y puntillas, es el único que lleva cara descubierta con patillas y perilla pintadas de negro, coronando la cabeza una gran boina. Los contradanceros cubren el rostro con caretas blancas y pintura negra señalando los rasgos.

El valor como patrimonio cultural inmaterial de la Contradanza es incuestionable por su singularidad y excepcionalidad como elemento del folclore, la implicación de la población en su preparación y desarrollo, su vitalidad, su adopción espontánea como seña de identidad, el relevo generacional existente, su valoración y estudio por amplios sectores culturales, el sentimiento y emoción tanto de los protagonistas como de los espectadores y, en definitiva, por la espectacularidad de toda la muestra, tanto por la indumentaria que visten como por la puesta en escena.

Historia

Declaración. Siglo XXI, 2012

Bibliografía relacionada

Bajén García, Luis Miguel.

Rito y misterio del dance y la contradanza de Cetina,

Ayuntamiento de Cetina, Diputación Provincial de Zaragoza, Área de Cultura y Patrimonio, Zaragoza, 2011.

IBÁÑEZ LACRUZ, J.

Aproximación al estudio de la Contradanza de Cetina,

Ayuntamiento de Cetina, Calatayud, 2005.

Monesma, Eugenio (guión y dirección).

San Juan Lorenzo y la contradanza en Cetina,

(video) Pyrene, Huesca, 2001.

SÁEN GUALLAR, F.J.

Tiempo de Fiesta. La Fiesta en Aragón,

Biblioteca Aragonesa de la Cultura, Ibercaja, Zaragoza, 2007.

La Contradanza forma parte de las celebraciones enmarcadas en las fiestas en honor a San Juan Lorenzo de la localidad zaragozana de Cetina, que se celebran durante la tercera semana de Mayo. Estas fiestas fueron declaradas en 1996 Fiestas de Interés Turístico de Aragón. La noche del 19 de mayo los cetineros alaban a su santo con una escenificación tradicional que aúna elementos religiosos con profanos de resultado singular. Su origen se pone en relación con las danzas de fertilidad de plenilunio mencionadas por Estrabón en la edad antigua.

La Contradanza de Cetina es una escenificación bailada, con elementos de teatro popular y danza. Su denominación es la traducción del inglés de la «country dance» o del francés «contradance», aunque realmente su desarrollo y representación no responda a este perfil de baile «bucólico culto», más bien es similar a una mojiganga. El 19 de mayo es el día de San Juan Lorenzo, santo titular de la parroquia y nacido en Cetina en el siglo XIV. Durante la víspera los participantes en la Contradanza se disponen a llevar acabo este dance de tradición centenaria que representa los cuatro elementos y la oposición entre las fuerzas del amor y el odio. Cada sector de la población desempeña una función en esta fiesta. La realización de la Contradanza es llevada a cabo por 8 contradanceros y «El diablo», figura principal de la Contradanza que a pesar de su nombre más parece mostrarse como un rey, jefe o incluso santo, coronando algunas de las escenas y dirigiendo las mismas. Los pajes del hacha ayudan a estos a mantener antorchas encendidas y el tranquero colabora repartiendo a cada miembro del grupo un utensilio para afeitar al diablo. Es el diablo quien elige a los contradanceros.

La representación requiere casi un mes de ensayos por la dificultad y coordinación de las mismas. La contradanza tiene el siguiente desarrollo: la tarde anterior del 19 de mayo los contradanceros se visten, van en busca del diablo y juntos parten al domicilio del encargado de la primera vara con la imagen de San Juan Lorenzo, donde acuden también los músicos. Los contradanceros prenden en una hoguera las hachas que portan y desfilan junto al cofrade que lleva la vara hacia la casa del Alcalde. Recogen a las autoridades y se dirigen a la Plaza del Ayuntamiento. La Contradanza se compone de 32 mudanzas o cuadros plásticos, y escuches o comunicación de los siguientes pasos a realizar, dicho por el diablo al oído de cada contradancero. Actualmente se ha reducido el tiempo de representación a casi dos horas y por tanto no se realiza en toda su extensión. Cada mudanza tiene su título y son de distinta naturaleza.

La culminación de la Contradanza se realiza con la escenificación de «La pantomima del barbero» o «Muerte del diablo», en la cual tras la muerte del diablo se realizan «caramulletas o volteretas», matan al diablo, pero después lo lloran, lo pasean y resucita, la música se acelera finalizando la Contradanza al grito de «¡Viva San Juan Lorenzo!».

La indumentaria es una de las características más significativas: cuatro figuras visten con casaca y pantalón negro con adornos blancos, en su mayor parte vegetales y cuatro invierten en negativo fondo blanco con apliques negros. El diablo va todo de rojo, con adornos blancos de motivos vegetales y puntillas, es el único que lleva cara descubierta con patillas y perilla pintadas de negro, coronando la cabeza una gran boina. Los contradanceros cubren el rostro con caretas blancas y pintura negra señalando los rasgos.

El valor como patrimonio cultural inmaterial de la Contradanza es incuestionable por su singularidad y excepcionalidad como elemento del folclore, la implicación de la población en su preparación y desarrollo, su vitalidad, su adopción espontánea como seña de identidad, el relevo generacional existente, su valoración y estudio por amplios sectores culturales, el sentimiento y emoción tanto de los protagonistas como de los espectadores y, en definitiva, por la espectacularidad de toda la muestra, tanto por la indumentaria que visten como por la puesta en escena.

Historia

Declaración. Siglo XXI, 2012

Bibliografía relacionada

Bajén García, Luis Miguel.

Rito y misterio del dance y la contradanza de Cetina,

Ayuntamiento de Cetina, Diputación Provincial de Zaragoza, Área de Cultura y Patrimonio, Zaragoza, 2011.

IBÁÑEZ LACRUZ, J.

Aproximación al estudio de la Contradanza de Cetina,

Ayuntamiento de Cetina, Calatayud, 2005.

Monesma, Eugenio (guión y dirección).

San Juan Lorenzo y la contradanza en Cetina,

(video) Pyrene, Huesca, 2001.

SÁEN GUALLAR, F.J.

Tiempo de Fiesta. La Fiesta en Aragón,

Biblioteca Aragonesa de la Cultura, Ibercaja, Zaragoza, 2007.

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