Instalaciones alfareras del barrio de las Ollerías de San Julián

Las instalaciones alfareras del Barrio de las Ollerías de San Julián, en Teruel, corresponden a dos conjuntos alfareros contiguos de características muy similares. Aunque de las investigaciones llevadas a cabo no se puede precisar una datación exacta de ambos conjuntos sí se puede afirmar que, como mínimo, las instalaciones se remontan al año 1869, como lo atestigua el Plano de Teruel de dicha fecha. También se baraja la posibilidad de que se crearan en el último cuarto del siglo XVIII, momento en el que se inicia o acentúa el traslado de las alfarerías al extrarradio de los barrios periurbanos de la ciudad.

Los dos conjuntos alfareros del barrio de San Julián se abren a un patio cercado o era, en la que se trituraban las arcillas con un rodillo de piedra, siendo posteriormente cribadas, amontonadas y mezcladas. También se empleaba para orear las piezas crudas. En este extenso patio se concentran todas las instalaciones hídricas vinculadas con la alfarería: el pozo y las balsas.

Cada uno de estos conjuntos consta de varios hornos especializados, de muy diversas características. Los más pequeños son los hornos de barniz o colores, que constan de dos cámaras comunicadas: la de combustión, que se abre al exterior mediante una boca a ras de tierra por la que se introducía el combustible, y la de cocción, que es más pequeña y se comunicaba con el exterior a media altura, sobre una losa de arenisca en la que se depositaba la masa de barniz. Dicha masa se trituraba en los molinos de barniz y en los molinos de colores, que se conservan en una de las ollerías.

Más grandes que los anteriores son los hornos de cocción de cerámica. Cada uno de los conjuntos dispone de tres hornos, situados en el flanco noroccidental y con un fácil acceso desde el patio central. Sus funciones son variadas, destinándose el más grande para la canterería, mientras que los otros, de tamaño algo menor, se dedican a la cocción de piezas de pequeño tamaño. La estructura de todos los hornos es muy similar: dos cámaras, de tiro vertical y bóveda fija. Aunque la estructura exterior de los hornos está formada por muros de mampostería de piedra caliza, el interior (paredes y bóvedas) está recubierto de ladrillos refractarios, al igual que los vanos de ambas cámaras.

La ubicación periférica de estas instalaciones junto con el uso de uno de los conjuntos hasta los años 70 y el interés de sus propietarios, han permitido la conservación de estas estructuras.