Frontal de San Hilario de Buira
Frontal de altar en madera tallada y policromada que presenta en el centro la figura aureolada de San Hilario inscrito en una mandorla y sentado en un trono, imitando la imagen de la Maiestas Domini, de la que se diferencia por sus atributos de obispo, la mitra y el báculo que sujeta en su mano izquierda y los hábitos clericales que viste: alba, dalmática y casulla. Fuera de la mandorla, el tetramorfos ocupa las esquinas, aunque sólo se conservan el hombre alado de Mateo y el águila de Juan, identificados también con sendas inscripciones.
Flanqueando a San Hilario, y repartidos en cuatro registros, aparecen diferentes obispos dispuestos en grupos de tres y separados mediante arquillos peraltados que descargan sobre columnitas helicoidales. De las doce tallas originales tan sólo se conservan completas las cuatro superiores y parte de otras dos de la zona inferior. Son imágenes de acusada frontalidad, representadas de pie, con el báculo en la mano derecha y un libro en la mano izquierda. Se aprecia un cierto ritmo en la composición cromática, alternando los colores de su indumentaria y de los libros, dalmática verde con casulla roja y libro azul o dalmática roja con casulla verde y libro rojo. Esta gama de colores predomina en todo el conjunto y es utilizada también en la figura del santo titular, así como en los motivos decorativos.
Cabe destacar lo sumario de la talla y la reiteración de tipos, los motivos decorativos son sencillos: punteados en las cenefas, pequeñas cruces en el marco prácticamente perdido, elementos vegetales bordeando los arcos o sogueados para los fustes de las columnas. Aunque se ha relacionado con otros antipendios escultóricos, como el de Bibiles, el de Erill la Vall o el retablo perdido de Obarra, posee un evidente parentesco con el de Santa María de Tahull. En ambos se percibe un influjo de la escultura francesa del Languedoc, aunque presentan algunas diferencias ente ellos.
El frontal parece hacer referencia a un concilio de obispos convocado por el Papa León, defensor del arrianismo, al que acudió San Hilario sin ser invitado. Este, que no tenía asignado asiento, logró gracias a un hecho milagroso ocupar un puesto en la reunión, donde destacó como gran orador defendiendo el cristianismo contra la herejía.
La transposición de la imagen de Cristo por la de otros santos se convertirá en frecuente en otros antipendios ribagorzanos pintados como los de Tresserra, Chía o Bohí.
Historia
Siglo XII
Siglo XX, 1902
Siglo XX
Declaración. Siglo XXI, 2011
Siglo XXI, 2021
Bibliografía relacionada
Frontal de altar en madera tallada y policromada que presenta en el centro la figura aureolada de San Hilario inscrito en una mandorla y sentado en un trono, imitando la imagen de la Maiestas Domini, de la que se diferencia por sus atributos de obispo, la mitra y el báculo que sujeta en su mano izquierda y los hábitos clericales que viste: alba, dalmática y casulla. Fuera de la mandorla, el tetramorfos ocupa las esquinas, aunque sólo se conservan el hombre alado de Mateo y el águila de Juan, identificados también con sendas inscripciones.
Flanqueando a San Hilario, y repartidos en cuatro registros, aparecen diferentes obispos dispuestos en grupos de tres y separados mediante arquillos peraltados que descargan sobre columnitas helicoidales. De las doce tallas originales tan sólo se conservan completas las cuatro superiores y parte de otras dos de la zona inferior. Son imágenes de acusada frontalidad, representadas de pie, con el báculo en la mano derecha y un libro en la mano izquierda. Se aprecia un cierto ritmo en la composición cromática, alternando los colores de su indumentaria y de los libros, dalmática verde con casulla roja y libro azul o dalmática roja con casulla verde y libro rojo. Esta gama de colores predomina en todo el conjunto y es utilizada también en la figura del santo titular, así como en los motivos decorativos.
Cabe destacar lo sumario de la talla y la reiteración de tipos, los motivos decorativos son sencillos: punteados en las cenefas, pequeñas cruces en el marco prácticamente perdido, elementos vegetales bordeando los arcos o sogueados para los fustes de las columnas. Aunque se ha relacionado con otros antipendios escultóricos, como el de Bibiles, el de Erill la Vall o el retablo perdido de Obarra, posee un evidente parentesco con el de Santa María de Tahull. En ambos se percibe un influjo de la escultura francesa del Languedoc, aunque presentan algunas diferencias ente ellos.
El frontal parece hacer referencia a un concilio de obispos convocado por el Papa León, defensor del arrianismo, al que acudió San Hilario sin ser invitado. Este, que no tenía asignado asiento, logró gracias a un hecho milagroso ocupar un puesto en la reunión, donde destacó como gran orador defendiendo el cristianismo contra la herejía.
La transposición de la imagen de Cristo por la de otros santos se convertirá en frecuente en otros antipendios ribagorzanos pintados como los de Tresserra, Chía o Bohí.