Castillo de Obano

El castillo fue levantado en origen durante el reinado de Sancho Ramírez, para preparar la conquista de Ejea. Este monarca dio su iglesia al monasterio de San Juan de la Peña en el 1083 aunque el castillo siguió en poder de la corona. En 1167 Alfonso II lo donó a los templarios para que repoblaran la zona y vigilaran el camino entre Ejea y Huesca, al igual que el no lejano de Yéquera. Posteriormente estos abandonaron el lugar, pasando a pertenecer a María de Luna, esposa de Martín I el Humano, aunque posteriormente se despobló el lugar.

Los restos de este castillo se alzan sobre una loma no muy alta y engloban una torre de planta rectangular y los restos del recinto fortificado que la rodeaba. La torre es de sillería con base de mampostería, de unos 9 por 7 metros de lado por 15 de altura. En sus caras presenta numerosas saeteras y vanos. El remate se conserva en mal estado y consiste en almenas rectangulares de pequeño tamaño. La puerta de ingreso se encuentra en altura y está bastante modificada. La torre se organizaba en cuatro plantas más el sótano, pero actualmente todos los techos han desaparecido. En la parte alta se situaría un cadalso de madera a juzgar por los mechinales y la puerta que se aprecian en este piso. Del recinto amurallado no quedan más que algunos vestigios muy derruidos.