Castillo de los Marqueses de Torres
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Rodellar se menciona por primera vez en la documentación histórica en 1094, como Arrotellares, en el Cartulario de San Juan de la Peña. El castillo de Rodellar además de proteger a los habitantes del poblado, se cerraba con él un importante paso de acceso al Sobrarbe.
El castillo y la ermita de la Virgen a la que está asociado, se levantan sobre un espacio de murallas alveoladas, agujas y ventanas naturales. El castillo lo conforma un escarpe natural en forma de proa, con una muy mala accesibilidad por el costado meridional. Este sector se cerró por medio de un muro, abierto con una puerta de arco de medio punto, arcada que conserva ambos salmeres, descansando en sendas ménsulas. Las jambas de esta puerta, ensambladas con sillarejo y ruda sillería, presentan alternancia soga-tizón, muy semejante a la de la puerta en altura del castillo de Los Santos de Adahuesca. Sólo parece responder a la fábrica románica el tramo de la puerta, tal vez de mediados del siglo XI.
La Ermita de la Virgen del Castillo, tal vez construida en el siglo XII, emerge de la vertical misma del acantilado, donde fue preciso acondicionar un atrevido talud que enrasar la pendiente con el nivel de la futura nave y, a su vez, sirviese de basamento sólido al muro de la epístola. Su espacio interno resulta extremadamente ahogado, disminuido todavía más por el bancal calizo que irrumpe bajo el muro septentrional. La actual ermita consta de nave rectangular y un abside semicircular. El ábside presenta vano con derrame interno, centrado, está tapiado y oculto interiormente por el enlucido. En el siglo XVIII se amplió la nave con un segundo cuerpo más alargado y techado a dos vertientes con pares de madera. La puerta de ingreso se sitúa en los pies, con arco de medio punto de grandes dovelas y bisel corrido.
Historia
Declaración. Siglo XXI, 2006-05-15
Bibliografía relacionada
Rodellar se menciona por primera vez en la documentación histórica en 1094, como Arrotellares, en el Cartulario de San Juan de la Peña. El castillo de Rodellar además de proteger a los habitantes del poblado, se cerraba con él un importante paso de acceso al Sobrarbe.
El castillo y la ermita de la Virgen a la que está asociado, se levantan sobre un espacio de murallas alveoladas, agujas y ventanas naturales. El castillo lo conforma un escarpe natural en forma de proa, con una muy mala accesibilidad por el costado meridional. Este sector se cerró por medio de un muro, abierto con una puerta de arco de medio punto, arcada que conserva ambos salmeres, descansando en sendas ménsulas. Las jambas de esta puerta, ensambladas con sillarejo y ruda sillería, presentan alternancia soga-tizón, muy semejante a la de la puerta en altura del castillo de Los Santos de Adahuesca. Sólo parece responder a la fábrica románica el tramo de la puerta, tal vez de mediados del siglo XI.
La Ermita de la Virgen del Castillo, tal vez construida en el siglo XII, emerge de la vertical misma del acantilado, donde fue preciso acondicionar un atrevido talud que enrasar la pendiente con el nivel de la futura nave y, a su vez, sirviese de basamento sólido al muro de la epístola. Su espacio interno resulta extremadamente ahogado, disminuido todavía más por el bancal calizo que irrumpe bajo el muro septentrional. La actual ermita consta de nave rectangular y un abside semicircular. El ábside presenta vano con derrame interno, centrado, está tapiado y oculto interiormente por el enlucido. En el siglo XVIII se amplió la nave con un segundo cuerpo más alargado y techado a dos vertientes con pares de madera. La puerta de ingreso se sitúa en los pies, con arco de medio punto de grandes dovelas y bisel corrido.