Castillo de los Condes de Ribagorza
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Castillo musulmán conquistado por el conde de Barcelona, Ramón Berenguer I en 1059. Se mantuvo en poder de los condes catalanes hasta la muerte de Ramón Berenguer III en 1131. Ponce Cabrera ostentó su honor en 1196 y Jaime I lo entregó en señorío a Pedro de Villamayor, pero en 1272 estaba ya en poder de Guillén de Cabrera, pues se sabe que el rey exigió su entrega. En 1292 era de Felipe Saluces por donación de Jaime II, aunque años después se reintregró en el condado de Ribagorza, en el que se mantuvo hasta 1322, cuando Juan II lo vendió a Rodrigo de Villalpando.
Los restos del recinto amurallado se encuentran sobre la base de un espectacular espolón rocoso, prácticamente inaccesible, desde el que se domina la población. Se compone de un recinto estrecho y alargado, de unos 18 metros en la parte más ancha por 100 la más larga.
Está protegido por un ancho muro de mampostería, ya muy rebajado en altura y de gran longitud, reforzado por cuatro cubos rectangulares de gran tamaño por el lado que mira hacia la villa, la obra de sus muros es heterogénero, de diferentes etapas de construcción, con res cuerpos diferenciados dos en línea y otro tercero retraido, son de obra de sillarejo y mampostería con argamasa, aunque aparecen arreglos.
La puerta del recinto pudo abrirse al sur en altura ya que todavía se observa una jamba, también se abren aspilleras a lo largo de los muros. Interiormente está lleno de vegetación y escombros del propio castillo y otras construcciones modernas, como el depósito de agua de la localidad, muy cerca del aljibe del castillo.
Historia
Restauración. Siglo XXI, 2002-01-01 - 2007-01-01
Declaración. Siglo XXI, 2006-12-17
Bibliografía relacionada
Castillo musulmán conquistado por el conde de Barcelona, Ramón Berenguer I en 1059. Se mantuvo en poder de los condes catalanes hasta la muerte de Ramón Berenguer III en 1131. Ponce Cabrera ostentó su honor en 1196 y Jaime I lo entregó en señorío a Pedro de Villamayor, pero en 1272 estaba ya en poder de Guillén de Cabrera, pues se sabe que el rey exigió su entrega. En 1292 era de Felipe Saluces por donación de Jaime II, aunque años después se reintregró en el condado de Ribagorza, en el que se mantuvo hasta 1322, cuando Juan II lo vendió a Rodrigo de Villalpando.
Los restos del recinto amurallado se encuentran sobre la base de un espectacular espolón rocoso, prácticamente inaccesible, desde el que se domina la población. Se compone de un recinto estrecho y alargado, de unos 18 metros en la parte más ancha por 100 la más larga.
Está protegido por un ancho muro de mampostería, ya muy rebajado en altura y de gran longitud, reforzado por cuatro cubos rectangulares de gran tamaño por el lado que mira hacia la villa, la obra de sus muros es heterogénero, de diferentes etapas de construcción, con res cuerpos diferenciados dos en línea y otro tercero retraido, son de obra de sillarejo y mampostería con argamasa, aunque aparecen arreglos.
La puerta del recinto pudo abrirse al sur en altura ya que todavía se observa una jamba, también se abren aspilleras a lo largo de los muros. Interiormente está lleno de vegetación y escombros del propio castillo y otras construcciones modernas, como el depósito de agua de la localidad, muy cerca del aljibe del castillo.