Castillo de Cella
Aunque esta población es citada en el Cantar de Mio Cid, su primera mención documental data de 1127, cuando su castillo árabe fue reconstruido por orden de Alfonso I, como base para su avance hacia la conquista de Valencia. A la muerte de este monarca se perdió pero fue reconquistado por Alfonso II en 1170 en la misma campaña en que conquistó Teruel, donando su iglesia al obispo de Zaragoza. En 1177 la orden del Temple se asentó en la localidad tras obtener licencia del obispo de Zaragoza para construir la iglesia, aunque ya a principios del siglo siguiente, la localidad se hallaba ya desvinculada de la Orden. En 1242 el castillo y la villa fueron concedidos por Jaime I a la ciudad de Teruel. En 1284 fue utilizado por Pedro III para atacar Albarracín y estuvo habitado en ocasiones por Jaime II y Alfonso IV. En 1298 Jaime II cedió tres torres del castillo a Pedro Jiménez de Iranzo con la condición de que fueran devueltas a la Corona a su muerte, lo que así hizo su hijo en 1334, entregándolas a Pedro IV. En 1333 fueron reparados sus fosos y la muralla, al ser frontera de Aragón con Castilla.
De la fortaleza musulmana y cristiana mencionada como Cella en el Cantar de Mio Cid, únicamente queda un paño de muro de piedras irregulares, sobre las que descansan los restos de un torreón rectangular, asentado sobre la ladera donde se encuentra la villa, junto a la iglesia parroquial de la Inmaculada, ocupado en su parte superior por viviendas.
Recientemente todo el conjunto ha sido consolidado y urbanizado e incluso se ha reproducido en un monolito de piedra el fragmento del Cantar en que se cita la población.
Historia
Declaración. Siglo XXI, 2006-06-19
Bibliografía relacionada
Aunque esta población es citada en el Cantar de Mio Cid, su primera mención documental data de 1127, cuando su castillo árabe fue reconstruido por orden de Alfonso I, como base para su avance hacia la conquista de Valencia. A la muerte de este monarca se perdió pero fue reconquistado por Alfonso II en 1170 en la misma campaña en que conquistó Teruel, donando su iglesia al obispo de Zaragoza. En 1177 la orden del Temple se asentó en la localidad tras obtener licencia del obispo de Zaragoza para construir la iglesia, aunque ya a principios del siglo siguiente, la localidad se hallaba ya desvinculada de la Orden. En 1242 el castillo y la villa fueron concedidos por Jaime I a la ciudad de Teruel. En 1284 fue utilizado por Pedro III para atacar Albarracín y estuvo habitado en ocasiones por Jaime II y Alfonso IV. En 1298 Jaime II cedió tres torres del castillo a Pedro Jiménez de Iranzo con la condición de que fueran devueltas a la Corona a su muerte, lo que así hizo su hijo en 1334, entregándolas a Pedro IV. En 1333 fueron reparados sus fosos y la muralla, al ser frontera de Aragón con Castilla.
De la fortaleza musulmana y cristiana mencionada como Cella en el Cantar de Mio Cid, únicamente queda un paño de muro de piedras irregulares, sobre las que descansan los restos de un torreón rectangular, asentado sobre la ladera donde se encuentra la villa, junto a la iglesia parroquial de la Inmaculada, ocupado en su parte superior por viviendas.
Recientemente todo el conjunto ha sido consolidado y urbanizado e incluso se ha reproducido en un monolito de piedra el fragmento del Cantar en que se cita la población.