Antiguo Convento de los Padres Dominicos
El denominado antiguo Convento de los Padres Dominicos en Calanda es una gran construcción exenta situada en lo alto de un promontorio en la parte sudoriental de la localidad con una dilatada historia constructiva.
El edificio conventual presenta fábrica de mampostería reforzada por un cajeado ortogonal de ladrillo del mismo tono que el rejuntado de la piedra, de manera que toda la construcción adquiere un aspecto monócromo. La composición de las fachadas, muy sobrias, se basa en la seriación rítmica de vanos recercados en ladrillo, algunos de los cuales están cegados. Así mismo, se aprecian dos óculos en el hastial de la iglesia.
Los tres accesos al edificio se sitúan en la fachada principal a la plaza Manuel Mindán Manero, se abren en arco de medio punto y sobre el central, que es de mayor tamaño que los laterales, se sitúa una hornacina hoy vacía.
El interior de este edificio se encuentra bastante transformado respecto a la construcción inaugurada en 1912. De hecho, sólo se conserva su configuración original en planta, desarrollada en torno a un claustro central de planta cuadrada con un aljibe en el centro del espacio abierto, que aparece delimitado por cuatro pandas de cinco tramos cubiertas con bóvedas de arista. Cada panda se abre al espacio central por medio de cinco arcos de medio punto, actualmente cerrados por medio de unas carpinterías modernas. Incluso la iglesia de una nave y con testero recto, cubierto con una bóveda de crucería al igual que los tres tramos restantes, ha sido rehabilitada como salón de actos.
La sacristía se comunica todavía con la iglesia y tal vez sea de uno de los espacios menos transformados de todo el conjunto.
Historia
Construcción original. Siglo XVIII
Desamortización. Siglo XIX, 1835
Cambio de propiedad. Siglo XX
Cambio de uso. Siglo XX
Declaración. Siglo XXI, 2008
El denominado antiguo Convento de los Padres Dominicos en Calanda es una gran construcción exenta situada en lo alto de un promontorio en la parte sudoriental de la localidad con una dilatada historia constructiva.
El edificio conventual presenta fábrica de mampostería reforzada por un cajeado ortogonal de ladrillo del mismo tono que el rejuntado de la piedra, de manera que toda la construcción adquiere un aspecto monócromo. La composición de las fachadas, muy sobrias, se basa en la seriación rítmica de vanos recercados en ladrillo, algunos de los cuales están cegados. Así mismo, se aprecian dos óculos en el hastial de la iglesia.
Los tres accesos al edificio se sitúan en la fachada principal a la plaza Manuel Mindán Manero, se abren en arco de medio punto y sobre el central, que es de mayor tamaño que los laterales, se sitúa una hornacina hoy vacía.
El interior de este edificio se encuentra bastante transformado respecto a la construcción inaugurada en 1912. De hecho, sólo se conserva su configuración original en planta, desarrollada en torno a un claustro central de planta cuadrada con un aljibe en el centro del espacio abierto, que aparece delimitado por cuatro pandas de cinco tramos cubiertas con bóvedas de arista. Cada panda se abre al espacio central por medio de cinco arcos de medio punto, actualmente cerrados por medio de unas carpinterías modernas. Incluso la iglesia de una nave y con testero recto, cubierto con una bóveda de crucería al igual que los tres tramos restantes, ha sido rehabilitada como salón de actos.
La sacristía se comunica todavía con la iglesia y tal vez sea de uno de los espacios menos transformados de todo el conjunto.