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Zuera celebra sus I Jornadas de Patrimonio Histórico con la presentación al público de unas grisallas renacentistas

El Teatro Reina Sofía albergará las pinturas halladas en un edificio que iba a ser derruido. Forman parte del desarrollo y asimilación del lenguaje y del repertorio clásico renacentista que tuvo lugar en Aragón a finales del siglo XV

30/11/2022

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En el transcurso de las I Jornadas de Patrimonio histórico de Zuera, la directora general de Patrimonio Cultural ha inaugurado en el Teatro Reina Sofía la nueva ubicación de las grisallas renacentistas, halladas en la pared medianera de un inmueble en ruinas que estuvo ubicado en el solar de la Calle de San Pedro nº 37-39 (Plaza de España) de Zuera. Estas pinturas monocromas aparecieron al realizar el derribo del edificio a comienzo de la década de los años 70 y fueron cedidas por sus propietarios al Ayuntamiento de Zuera en el año 2019.

La intervención integral de conservación de estas grisallas ha comprendido la protección, arranque, almacenamiento, conservación y restauración, reubicación y montaje de las pinturas en espacios públicos, para facilitar su contemplación y disfrute por parte de los zufarienses. Ello ha sido posible gracias a la familia de Buen, propietaria en origen del bien, al Ayuntamiento de Zuera y a la Diputación Provincial de Zaragoza, cuyo patrocinio ha posibilitado su restauración y conservación.

La directora general de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón, Marisancho Menjón, ha destacado “el esfuerzo tan importante que han hecho no solo las instituciones para financiar la recuperación de las grisallas sino también el esmerado trabajo que han llevado a cabo los técnicos para poder recuperarlas y situarlas en un espacio apto para su contemplación, compatible con una imprescindible conservación”.

El edificio en el que se encontraron las pinturas pudo tener un uso posiblemente religioso que permitiría plantear la hipótesis de que fuese la “Casa de la Abadía” –como apunta la historiadora Carmen Morte–, que pasó posteriormente a funcionar como hospicio, gestionado por padres agustinos, el cual se mantuvo, al menos desde principios del siglo XVII hasta la Desamortización de Mendizábal en 1835-1836.

Por lo que respecta a las pinturas, cuya ejecución tuvo lugar probablemente en algún momento a partir del último cuarto del siglo XVI, son un exponente del repertorio clásico renacentista que tuvo lugar en Aragón a partir de los últimos años del siglo XV. Aunque su autoría está sin determinar, es posible relacionar estas escenas con el círculo del pintor Felices de Cáceres, quien desarrolló una prolífica obra como muralista en Aragón.

Todas ellas se realizaron para ornamentar los espacios más representativos del edificio. Las de planta baja de casi 10 metros de largo y 2 de altura, sobre un zócalo sin policromar cercano a un metro de altura, tuvieron que pertenecer a una estancia amplia y suntuosa. En el muro medianero permanecían algunas huellas de una antigua escalera principal, por la que se accedía a otro espacio de planta primera decorado con la escena de San Jorge.

En esta escalera hubo otra grisalla, que hoy, lamentablemente está desaparecida y de la que sólo hay un documento fotográfico. Se trata de una escena de Crucifixión, en la que, a los pies de la cruz, se puede apreciar la silueta de un personaje masculino orante, del que se vislumbra su indumentaria, la propia de un alto cargo de la jerarquía eclesiástica con capa y muceta bordeada de armiño, lo que indica que podría ser un papa, cardenal, o un arzobispo, quizá procedente de la realeza.

Desde su descubrimiento en el año 1973, estas pinturas han estado sometidas a difíciles condiciones de conservación debido, sobre todo, al hecho de haber estados expuestas a la intemperie durante años, lo que ha provocado un deterioro progresivo desde su descubrimiento hasta el momento actual, a pesar de las medidas de protección que se fueron instalando para evitar su desaparición.

En la inspección previa de las pinturas, se pudo observar el precario estado de conservación que presentaba el revestimiento mural en la planta inferior del muro de cerramiento, mostrando una importante pérdida de adherencia entre los estratos con respecto al soporte mural, eflorescencias salinas, grietas de factura aparentemente reciente y desprendimiento de fragmentos de enlucidos y principalmente, un importante riesgo de derrumbe del propio muro medianero en el que se encontraban.

También se constató la existencia de restos de pintura mural en este mismo cerramiento, correspondientes a la planta principal, por lo que se hizo un trabajo de catas para confirmar la presencia de decoración ornamental de la época y determinar su posible relación con las grisallas del nivel inferior, en las que se descubrió bajo estratos de encalados de diversas tonalidades y un enfoscado de mortero de cemento, la escena de San Jorge y el dragón.

En la planta baja se conservaron tres escenas de grisallas delimitadas por elementos decorativos verticales (estípites antropomorfos), una de ellas de tema bélico probablemente inspirada en en “La destrucción de Jericó” del Libro de Josué. Las otras dos, están extraídas de dos pasajes bíblicos, del libro Génesis del Antiguo Testamento, en las cuales se narra, en la escena central, uno de los episodios de la Historia de José, “José vendido por sus hermanos” y en la siguiente escena, a su derecha la representación de “Caín dando muerte a Abel”.

Las grisallas, de técnica al temple –principalmente negro carbón con aglutinante proteico – se realizaron sobre un enfoscado grueso y un delicado enlucido de yeso en un paramento de fábrica muy irregular de tapial, con rellenos puntuales de mampostería, ladrillo y tierra sin compactar.

Dado que el muro que sustentaba las pinturas estaba destinado a ser demolido por el riesgo de derrumbe, una vez documentado todo, realizadas las adecuadas protecciones y diseñadas y construidas las estructuras de extracción, se procedió al arranque de los paneles de grisalla a stacco a masello, el cual fue extremadamente difícil, tanto por la naturaleza del muro, como por su estado de ruina y sus enormes dimensiones y pesos.

Una vez trasladados al taller, se iniciaron los trabajos de restauración consistentes en consolidación del soporte y el estrato pictórico, sellado de grietas y fisuras, limpieza de la superficie y retirada de estratos obsoletos, reintegración de volumen e integración cromática y protección.

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