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Se inicia el procedimiento para declarar Bien Catalogado el Convento de Nuestra Señora de los Ángeles en Híjar
El Boletín Oficial de Aragón del día 5 de noviembre publica la RESOLUCIÓN de 25 de octubre de 2024 de la Directora General de Patrimonio Cultural, por la que se inicia procedimiento y se abre un periodo de información pública, por el plazo de un mes, para la declaración del Convento de Nuestra Señora de los Ángeles, en Híjar (Teruel) como Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés.
La Ley define los bienes catalogados como aquellos que, pese a su significación e importancia, no cumplen las condiciones propias de los bienes de interés cultural. Estos bienes serán incluidos en el Catálogo del Patrimonio Cultural Aragonés. La declaración de un Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés precisa de la tramitación de un procedimiento que ahora se inicia y que ha de resolverse en un plazo máximo de 18 meses.
El Convento de Nuestra Señora de los Ángeles en Híjar
Se trata de un conjunto de siglos XVI y XVII, supuestamente levantado sobre las ruinas de la iglesia de Santa María de la Villa Vieja de Híjar y el Convento del Santo Sepulcro del quedan varias edificaciones en estado avanzado de ruina.
Destaca la iglesia, dedicada a Nuestra Señora de los Ángeles, una sola nave con tres tramos, un crucero y una cabecera poligonal. La construcción se hizo combinando lienzos y elementos estructurales de ladrillo y tapia. El resto de dependencias del convento estaban situadas hacia el sureste de la iglesia: portería, refectorio (donde, además de servirse las comidas, se hacían actividades educativas), claustro con celdas en torno a él, así como sala de estar y biblioteca y, más alejadas, las bodegas subterráneas, una nevera, una colmena y un taller de carpintería. La materialidad de las edificaciones combina la mampostería de piedra, los elementos decorativos y elementos estructurales en ladrillo y unos sólidos muros de tapia. Por su parte, la construcción que acogió a los guardeses y que está al sureste del conjunto, es un buen ejemplo de arquitectura residencial popular de adobes, ladrillo, mampostería y sus forjados son de madera y cañizo.
El convento fue objeto de reconstrucción parcial en los primeros años del siglo XX, cuando se hicieron cargo de él los franciscanos capuchinos, reabriendo la iglesia al culto el 15 de julio de 1903. En 1936 el convento fue abandonado y comenzó el declive que ha llevado a un estado de abandono, derrumbes y falta de mantenimiento hasta nuestros días. A día de hoy, sólo quedan vestigios de esas edificaciones, junto a los de las viviendas de los guardeses del conjunto, últimas dependencias utilizadas en el siglo XX.