Noticias
Aragón avanza en el estudio antropológico de los Reyes de Aragón y estrecha los lazos originarios con Navarra
Hace cuatro años, el 24 de junio de 2018, tuvo lugar la reinhumación solemne de los restos de los monarcas privativos de Aragón en el que fue siempre su panteón original, el espacio bajo la roca de San Juan de la Peña que se ubica tras el panteón dieciochesco que hoy se abre a la iglesia. Hoy ha tenido lugar la ceremonia de homenaje a los reyes de Pamplona y de Aragón donde han estado presentes los presidentes de Aragón y Navarra, Javier Lambán y María Chivite, respectivamente.
El presidente Lambán ha dado cuenta de los avances realizados en los estudios antropológicos y genéticos del lineaje real, que comenzó con los análisis del Departamento de Medicina Forense de la Universidad de Zaragoza y que continúan ahora complementándose, gracias a la colaboración público-privada. A la espera de culminar en el futuro, gracias a la progresiva incorporación de nuevas técnicas y medios, la labor de la Universidad ha dejado un importante banco de muestras óseas tras la ingente información obtenida de los restos hallados en las tumbas.
Tras estos resultados, un equipo científico de diversas disciplinas trata de complementar la investigación, también con finalidad divulgativa, avanzando en la individualización de los restos hallados. En concreto, de entre veinte individuos podrían estar los tres primeros reyes de Aragón, Ramiro I, Sancho Ramírez y Pedro I, estos últimos también de Pamplona, tal como ha adelantado el Presidente de Aragón, Javier Lambán.
Entre los resultados obtenidos, Lambán ha destacado la constatación de antecedentes al Reino de Aragón que vinculan ya a Navarra y Aragón, una relación de dos reinos que se volvieron a unir desde la época del rey Sancho Ramírez hasta el monarca Ramiro II. El presidente aragonés ha alabado estos vínculos que ambas comunidades han mantenido en el tiempo y que ha permitido el intercambio patrimonial y cultural con fluidez, sin necesidad de imposiciones ni tergiversaciones de la historia.
Tanto la presidenta navarra, María Chivite, como el presidente aragonés, han reconocido la simbología del acto de hoy celebrado en un enclave «hierofánico» que sirve para fortalecer la autoestima y el sentimiento de pertenencia y, como sus antepasados que marcaron impronta, seguir «respirando con pulmón de gigante y poder plantearnos propuestas más ambiciosas», que -según Lambán- tendrían acogida en medio de la mediocridad que impera. Chivite ha recordado que los lazos entre ambas comunidades se refuerzan en el presente, a través de un protocolo de colaboración renovado recientemente y en las relaciones culturales, económicas y sociales que se sostienen en el tiempo. La presidenta ha recordado, sin ir más lejos, la colaboración recibida de Aragón la pasada semana en materia de incendios tras el foco surgido en Leyre.
Panteones reales
El Gobierno de Aragón está llevando a cabo una política de apoyo para la recuperación de los panteones reales de la Comunidad Autónoma, en torno a los cuales se quiere crear un itinerario de carácter turístico que ponga en valor estos enclaves patrimoniales.
Desde el año 2016, el Departamento de Educación, Cultura y Deporte ha invertido en los panteones reales dos millones de euros, que ascenderán hasta los 4.902.993 euros cuando acabe la legislatura y se sumen las actuaciones que se están realizando en Sijena, San Juan de la Peña, y San Victorián.
A ellos viene a sumarse los 1,2 millones de euros que el Ministerio de Cultura anunció destinar a la consolidación y rehabilitación del castillo de Montearagón.
Los estudios
Ha concluido un largo estudio científico, llevado a cabo por el Departamento de Medicina Forense de Unizar y liderado por la catedrática Begoña Martínez Jarreta como investigadora principal. El estudio realizado por este equipo, del que formaron parte también el historiador Carlos Laliena, el arqueólogo Luis Ortego y otros miembros de la comunidad universitaria, así como técnicos del Gobierno de Aragón, permitió obtener el perfil genético de casi 20 individuos sepultados en los panteones de San Juan de la Peña, San Pedro el Viejo y Santa Cruz de la Serós, y constatar las relaciones de parentesco que existían entre ellos.
Se averiguaron datos sobre su dieta, sus condiciones físicas, enfermedades padecidas, y se aseguró su procedencia pirenaica, pues los restos mostraban patrones genéticos del área a la que por entonces se circunscribían los dominios de Aragón, lo que los antropólogos forenses llaman “haplogrupos” de ADN mitocondrial.
El estudio no solo se centró en el panteón de San Juan de la Peña, donde fueron enterrados los primeros reyes aragoneses (Ramiro I, Sancho Ramírez y Pedro I) y varios miembros de su familia más próxima, sino que se estudiaron también los restos enterrados en San Pedro el Viejo de Huesca (los reyes Alfonso I y Ramiro II) y en Santa Cruz de la Serós, un verdadero “panteón femenino” del linaje real donde fueron sepultadas, entre otras figuras relevantes, la madre del primer rey de Aragón, Sancha de Aybar, y la extraordinaria figura histórica que fue Sancha de Aragón, hermana del rey Sancho Ramírez y mujer fuerte que desempeñó roles de poder de gran envergadura, quizá sorprendentes a nuestros ojos actuales para una mujer del siglo XI, hace casi mil años.
El estudio combinó los saberes de profesionales de la arqueología, la historia medieval y la antropología forense, y contó con la colaboración de los técnicos e instrumental de la MAZ, donde se llevaron a cabo estudios radiológicos y las llamadas “virtopsias”, que permitieron conocer con detalle las patologías de los restos óseos conservados y su morfología milímetro a milímetro. También con análisis radiocarbónicos (de Carbono 14) y con aportaciones de laboratorios alemanes y de Oxford.
Ha resultado sorprendente encontrar individuos datados en los siglos IX y X, pero solo por el hecho de que se hubieran conservado restos tan antiguos, no por las referencias históricas, que los consignan claramente; cuando Sancho Ramírez declara que quiere ser enterrado allí, afirma que lo hace porque allí están sus antepasados, porque sigue una larga tradición familiar que (y así lo confirmaron los análisis practicados) se remonta al periodo condal, desde al menos el siglo X.
Este ingente trabajo, que supera con mucho los realizados hasta entonces con objetivos similares (y que fue financiado por el Gobierno de Aragón e Ibercaja), está siendo completado en la actualidad con una nueva fase de estudio, con nuevos avances técnicos. En este caso se debe a la colaboración público-privada, con un nuevo equipo multidisciplinar entregado de nuevo a la recuperación de nuevos datos sobre nuestra rica historia, con un elenco de profesionales de la medicina legal y forense, la antropología, la genética, bioquímica y arqueología. Todos ellos se están dedicando, desde hace meses, a la tarea de avanzar sobre los resultados obtenidos hasta ahora.
Se ha concluido el estudio antropológico e histórico, afinando nuevas posibilidades. Y se están llevando a cabo ahora mismo nuevos análisis genéticos, pues las técnicas en este campo permiten obtener actualmente decenas de marcadores con muestras de las que hace solo unos pocos años se obtenía una cantidad mucho más reducida. Aragón sigue apostando por la investigación de ese “Gen de Reyes” que todavía tiene novedades que aportar.
Ceremonia
El monasterio de San Juan de la Peña ha acogido la ceremonia de homenaje a los Reyes de Navarra y Aragón. Tras la proyección del video ‘Panteones reales de Aragón. Emblemas de nuestra historia’, que relata que bajo la roca de este insigne monumento acontecieron hace poco más de 950 años diferentes hitos, como la adopción oficial de la liturgia romana, fruto de la actuación política y religiosa del rey de Navarra y de Aragón, Sancho Ramírez, condicionada por su relación y sus compromisos con la Santa Sede.
Tras la interpretación de la música del nuevo rito por un quinteto de la Orquesta del Reino de Aragón, los presidentes de Navarra y Aragón, acompañados del alcalde de Jaca y el Hermano Mayor de la Hermandad de San Juan de la Peña, han depositado en el panteón medieval, sendas coronas de flores, cada una con los colores de su comunidad.